El equipo ourensano, con los deberes hechos, cierra una temporada de altos y bajos visitando a un Peñas Huesca que se juega la permanencia
El COB baja el telón de la temporada 2017-2018. Esta vez la campaña no tendrá una prolongación en forma de play off para los ourensanos. Estuvo cerca, pero la gasolina se agotó en la recta final. Mal menor. Echando la vista atrás, después del encuentro ante el Barcelona B en el Pazo y con un balance de 1-14, todo el mundo hubiese firmado llegar a la última jornada de liga salvados, tranquilos y con los deberes hechos.
Un año de sobresaltos, de valles y picos muy pronunciados. Cuando peor estaba la situación, mejor rindió el equipo.
Todo lo contrario que su rival. El Huesca se juega la vida. Si gana, seguirá en LEB Oro. Si pierde, tendrá que sacar la calculadora y pegar la oreja a los transistores.
Ese es el gran aliciente del partido. La necesidad de los oscenses marca un duelo del que estarán pendientes varios equipos. Desde Huesca han hecho un llamamiento a su afición para que llene el Palacio Municipal, mientras su plantilla se conjura para sacar adelante una auténtica bola de partido.
Buena parte de sus opciones pasarán por las manos de Van Wijk, máximo anotador del equipo y jugador referencia. A su alrededor, un grupo sólido, sin grandes figuras y un equilibrio interior-exterior que procuran mantener durante los 40 minutos.
La presión está sobre su mesa. Falta por saber si, una vez que se lance la bola al aire, se convierte en motivación o en nervios. En tierras aragonesas saben que no siempre es fácil jugar un partido de este tipo y que la tranquilidad del rival se puede traducir en juego fluido y puntos fáciles.
Profesionalidad máxima
Porque enfrente no se encontrarán a un convidado de piedra. El COB no viaja para pasearse. No se debe confundir la intrascendencia del encuentro en términos clasificatorios con una "pachanga". Tras su última derrota ante el Palma (otro de los implicados en la pela por salvarse), los cobistas buscarán terminar el curso con un buen sabor de boca.
No van sobrados de energía. El "sprint" a comienzos de año 2018 que se tradujo en una racha inolvidable ha dejado consecuencias. Los esfuerzos se pagan. Aún así hay mimbres más que suficientes para poner en problemas al rival, por mucho que se juegue. Johnson recuperó sensaciones en la cita ante el Palma y su aportación volverá a ser clave. Al igual que la actuación de un Rozitis que medirá centímetros con Albert Fontet en un duelo de "torres" en la pintura.
Siendo el último partido de la presente temporada, e la rotación de Gonzalo García de Vitoria será más amplia que en los últimos partidos, dosifique esfuerzos y premie a los que menos han jugado.
Toda la presión está en el bando contrario. La mala dinámica del Huesca en las últimas semanas les lleva a una situación agónica. Se habla más de aspectos psicológicos que de táctica. Dentro de los afectados en esa lucha, los de Guillermo Arenas dependen de sí mismos. Si ganan, se salvan.
Será el punto y final a una temporada de claros muy brillantes y oscuros que metieron el miedo en el cuerpo. La meta está en Huesca. Allí el Rio Ourense Termal puede ser un invitado de honor o estropear la fiesta local. Los hombres de Gonzalo García de Vitoria quieren ganar. Por ellos, no por los demás. Es la oportunidad de poner el broche de oro a un año para sufridores. Pero siempre con la continuidad en la LEB Oro garantizada. Y no es poco.
