Ni el ambiente en un Pazo que estuvo más que a la altura, ni unos minutos de explosión de juego. No bastaron. El COB perdió el partido y todas sus opciones de terminar como primero de grupo. Cantabria se impuso en un duelo entre nobles. Jugaron mejor durante más tiempo y acabaron con la flecha hacia arriba en el momento de la verdad. Y es que los ourensanos se volvieron a dar de bruces con los fantasmas del pasado. Lo hicieron en forma de desconexión cuando mejor estaban. De tener el triunfo en el bolsillo con un +14 y pensar en el basketaverage, a tener que ganarlo otra vez cuando más complicado es hacerlo.
En el Paco Paz, con unas 3.000 personas a golpe de miércoles, se respiró ambiente de playoff desde que el balón fue al aire. Intercambio de golpes inicial entre dos quintetos con calidad y oficio, aunque siempre se vio a un Cantabria más cómodo, con Alo Marín al mando de las operaciones. Un pequeño estirón les permitió macharse seis arriba (13-19, m.9).
Ese ir a remolque se mantuvo en el segundo cuarto, que ya incorporó a la rotación a unos, hasta ahora inéditos, Djukanovic y Aboubacar. Pero la figura que empezó a emerger fue la de Nogués, que aprovechaba su superioridad física sobre Saintel para apretar el marcador. El COB se vino arriba y Cantabria abajo. Menos su interior Koné, expulsado con antideportiva y técnica, que se marchó dando el espectáculo con “peineta” incluida.
Los de Guillermo Arenas construyeron un muro atrás con el pívot de Níger como estandarte y se puso por delante. Brazos arriba, Pazo encendido y al descanso con un 42-34 con canasta de Lasenbergs sobre la bocina que cambiaba las caras.
Una marcha que mantuvo el COB tras el descanso. Siguió jugando sus cartas ante un rival en coma. Incluso consiguió el basketaverage momentáneamente (54-40, m.24). Y ahí, en lo más alto, el equipo se cayó. Lo hizo poco a poco, dejándose “comer la tostada”. Pero gota a gota el Cantabria consiguió un océano. Parcial de 0-18. Miradas nerviosas en el Pazo. Había que volver a ganar el partido. Lo de la diferencia de puntos ya ni se contemplaba.
Fue un último cuarto de impotencia. Nogués lo seguía probando, Marín (el del COB) intentaba encender al equipo, pero todo se quedó corto ante un Bulic desatado (aún duele ese triple a tabla con la bocina de posesión sonando). Los visitantes volvieron a jugar su partido y el COB ya no estaba para cambiar las tornas.
Un partido tenso, largo. De los que desgasta. Y más si lo pierdes, 70-76. Adiós a ser primeros y a poder ascender en una eliminatoria. Tendrá que ser en tres. El camino largo. Antes, recuperar mentalmente al equipo y asegurar la segunda plaza en Carbajosa. Una condena que aún tiene redención.
