LEB Oro

"Game Over" para el COB

Ourense 18/5/21
Baloncesto en el Pazo Paco Paz 
COB-Murcia
Fotos Martiño Pinal
photo_camera El presidente del COB, Camilo Álvarez.

Lo cierto es que el conjunto ourensano dependía de sí mismo y no acertó. 

Confuso, amenazante,  desaseado, histriónico, agotador. Con la emoción que se le suponía y que al final otorgó el mérito del triunfo a quien mejor entendió que el fin justifica los medios . No fue un mal partido. En todo estoy de acuerdo con Ángel Otero, mi compañero de trayecto y grada en el Pazo. Trama que venía justificada por lo apremiante del resultado de un encuadre del tablero entre blancas y negras, sin opción para la gama de grises: "Gamer over"/el juego terminado para el COB; "Open Game"/el juego continúa para un Murcia que se cruzará con el Granada en la disputa del play off.

Hay derrotas que tienen un impacto duradero. Jalonan hechos, finiquitan intenciones y deponen entrenadores. Llegaran esos análisis que convierten al baloncesto en una medusa de mil caras que permite utilizar un argumento y el contrario para justificar una opinión. Lo cierto es que para el aficionado ourensano es mucho más duro mirar el resultado que las estadísticas. En ese "Magical Mystery Tour" -Película, con los Beatles de protagonistas, en torno a un viaje misterioso y que finalizó con un gran atasco- que fue un partido sumamente igualado y sin que ninguno de los dos equipos ejerciera un dominio claro, fue el ex-ourensanista Kapelan, con un triple, quien acertó con el cable al que meterle la tijera. 

Quizá al conjunto ourensano, que supo mantenerse firme en la disputa, sintió el vértigo de la felicidad. Luego, como era de suponer, ante la desazón, lo agarró la tristeza de cuajo. Como a todo el Pazo. Pues no hay mayor disgusto para un aficionado que presenciar en vivo y en directo el desplome de su equipo. 

Lo cierto es que el conjunto ourensano dependía de sí mismo y no acertó. 

Tras lo sucedido en la cancha el disgusto de una afición y un presidente, Camilo Álvarez, en quien se personaliza el valor de la normalidad, sin grandes titulares, pero que acapara unos valores, unas angustias, que le invitan a luchar siempre, lo que fue capaz de transmitir al equipo tras la debacle de Huesca. Capaz de readaptar presupuestos , objetivos, cambiar la percepción global heredada a base de malas decisiones durante años.

Pensar que hay futuro para el club. Solvencia para intentar un reenganche administrativo en la misma competición o volver a empezar. 

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