Los gemelos Santiago y Javier González comparten pista en el COB

En Ponferrada alguno se frotaba los ojos cuando Santiago y Javier González pisaron la pista. Dos jugadores pero, podría decirse, una misma cara. Porque estos ourensanos de bautizo y familia son gemelos y, desde el sábado, debutantes con la camiseta del COB, anotando ambos además. La pareja de júniors compartió vientre primero y pasión por el baloncesto después. “Somos jóvenes, pero ya son años jugando al baloncesto y tener una oportunidad así es maravilloso. Que confíen en nosotros, que nos estén ayudando todo el rato, es para agradecer. Estamos teniendo esa suerte. Nos están aconsejando y guiando, y eso en otros equipos no pasa. Gente con tanta experiencia como Sergio Llorente, Karamo Jawara… Nos tratan como a dos más de la plantilla. Aprendemos dentro y fuera de la pista”, explica Santiago. Han ido quemando etapas juntos hasta el debut con un equipo profesional, que llegó en tierras bercianas. “Agradecidos”, como reza la mítica canción del no menos mítico Rosendo Mercado, los dos exteriores sufren y disfrutan con el cuadro cobista desde que comenzó la pretemporada. De norte a sur La pareja fraternal llegó este verano procedente del Santo Domingo de Betanzos. Aún en edad júnior, compitieron con el equipo de EBA. Pero llegó la propuesta del COB y el viaje al sur gallego no se hizo esperar. “Estamos bautizados en Ourense, tenemos a la familia aquí pero estamos viviendo en A Coruña. El tren Alvia lo tenemos controlado. A la hora de contar con nosotros para la pretemporada, nos llama Pablo Quintas, el delegado, y nos comenta que Félix quería que ayudásemos. Y, vamos, nosotros dispuestos desde el minuto 1”, recuerda Javier. Y ahí llegaron los cambios. Una “mili” en zapatillas de deporte y pantalón corto. “Sobre todo se nota en tema ritmos, contactos y táctica. Hay que estar todo el rato intenso y muy concentrado. Va costando, pero poco a poco nos adaptamos. La táctica es casi como ir a clase. Solamente la primera semana aprendimos 12 sistemas”, apunta Santiago. “La gran diferencia que veo es el físico. Contactas con cualquiera y es como pegarte contra una pared. Por ejemplo, Ivica Radic es un muro. Algún codazo te comes, pero es lo que hay, nada grave”, completa su hermano. El debut “no se olvida”, aunque no fuera un partido oficial. “Es que no es fácil meter a dos júniors en dinámica, entrenar cinco contra cinco y llevarnos a un partido como ha hecho Félix”. Pero de esta experiencia que está en marcha marcan como lo principal los pequeños grandes detalles. “De estas semanas nos quedamos con la gente, con todo el staff que forma el COB. Desde el fisio al utillero. Formar parte de esto es para estar agradecido”. Intercambio Siendo gemelos, la pregunta es obligada: ¿Algún cambio de identidad de uno por el otro? “No, no. En eso somos buenos. Alguna vez, a lo mejor, para lanzar unos tiros libres nos hemos cambiado. Pero sin querer”. Fuera sin querer o sin querer evitarlo, ahora lo tendrán más difícil. Cuando dejan los balones, les toca coger los libros. Este año empiezan el siempre clave año de Segundo de Bachiller. “Después queremos hacer ADE”. También tiene pinta que lucharán codo con codo en la Universidad. Antes, pista y parquet. Con la ilusión de un debut para el recuerdo y el privilegio de trabajar con un equipo profesional. “Veo muy buena plantilla. El nivel de la liga sube, eso está claro. Hace años que no había este nivel en la LEB Oro, pero el COB ha hecho un buen equipo. Jugadores con experiencia en ACB, con físico y, sobre todo, con cabeza y mentalidad, que eso es muy importante”, manifiestan ambos. Análisis desde dentro de un COB que progresa adecuadamente. A ellos les tocará jugar con el júnior cuando el verano acabe. “Tenemos un buen equipo y creemos que tenemos opciones de ir al Campeonato de España, aunque no será fácil”. Pero aún queda periodo de preparación por delante. Sobre si se vestirán de corto en la Copa Galicia de este viernes, “aún no sabemos nada”. Sea sí o sea no, seguirán cogiendo el tren para llegar al Pazo los primeros (literalmente) para aprender y contagiar la ilusión de la juventud.