Objetivo, recuperar la rebeldía

Llorente, durante el encuentro en Illumbe. Foto: Lobo altuna
photo_camera Llorente, durante el encuentro en Illumbe. Foto: Lobo altuna
El COB perdió contra el Guipuzkoa Básket con un doloroso resultado: 99-65

Tras la derrota habrá algún agorero que dirá “se veía venir, el COB iba por encima de sus posibilidades”. O se veía venir que “Gipuzkoa, sobrado de talento y en racha, le iba sobrepasar”. Pero, ¿”es demasiado pretencioso argumentar que el COB está entre los mejores por méritos propios”?. ¿O que está jugando muy bien al baloncesto?”. ¿Qué se podía seguir por la senda del triunfo? Lo cierto es que el conjunto ourensano se ha ganado un respeto en la cancha, eso si, siempre que mantuviera la tenacidad y rebeldía mostradas hasta ahora. No sucedió. Cierto que era un partido escabroso ante un Gipuzkoa al alza, sobrado de piernas, con muchos puntos y talento, que parece haber encontrado en Alex Barcello el eje propulsor de sus acometidas. 

Fue muy superior en todo el conjunto de Donostia.  Personalmente, seguía el partido y me parecía ver esas dejadas de Carlos Alcaraz que, tras el bote de la pelota en la pista contraria, el efecto la hace retroceder, alejándola, para desesperación del rival en sus intentos para devolverla. Así le fue al COB.

Pero esto va muy rápido y como bien leíamos a Manuel Vicent: “Para un jugador que sabe perder, las derrotas cicatrizan enseguida. Y no es que el COB perdiera de la mejor manera, no fue su día, ni mucho menos, pero en ese mismo artículo recordaba Vicent que un monje de Bután ante el fracaso le recomendara reflexionar “he sido derrotado, algo he hecho mal, no importa, mañana empezaré de nuevo”. Y es que ya está ahí la visita del Tizona Burgos y los 100 puntos encajados, las estadísticas de tiro -de toda índole-, indican que algo se hizo mal por parte del COB. Aquí solo cabe o encajar con la mayoría o diferenciarse del resto y esto último es lo que venía haciendo el equipo de Félix Alonso: diferenciarse desde la defensa.

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