Cartas al director

Su sanchidad y su esposa

Presupone D. Ussía en uno de sus artículos, que la aficionada del Athletic cuya posadera pudimos observar durante la visita de su equipo a Sevilla con motivo de la final de la Copa del Rey, estaba orinando. A mí me surge la duda. No quiero enfrentar a los sevillanos con los vascos, pueblo este último del que corre por mis venas una cuarta parte, pero para mí, esta joven estaba realizando un acto mucho más oscuro que el de la micción. Y no lo digo por el posible rastro de vergüenza que pudiera haber dejado, sino por su posición. Resulta que la posición óptima para hacerlo no es a la que estamos habituados, es decir, sentados cómodamente sino más bien en cuclillas o en un ángulo de unos 35 grados (aunque tampoco es necesario ponerse tan estupendos). Por lo tanto, nunca en la posición a la que nos hemos acostumbrado, es decir, “sentados como reyes”. Dicha expresión se remonta a los tiempos de la pérfida Albión del pirata Drake, donde solo los reyes tenían acceso a lujosos retretes con asientos acolchados de terciopelo sobre un recipiente de cerámica. A tal acontecimiento real solía invitarse a algún noble o consejero con quien departir conversaciones íntimas. Con el tiempo, la cosa cambió y a partir de Enrique VIII la práctica se extendió, incluso, a reuniones en grupo. Varios caballeros eran convocados para participar en tan regia actividad. Exactamente lo mismo que su sanchidad cuando convoca un consejo de ministros o cuando va al congreso; es decir, para cagarse en la mayoría de los españoles, dejando sin contestar las preguntas de la oposición y saltándose la constitución. Estos ingleses, siempre tan aventajados en el tiempo.

Pero volviendo al caso que nos ocupa, nadie puede asegurar que la aficionada del Athletic estuviera miccionando o defecando, puesto que su posición era la correcta para ambas labores. Similar es el caso de Begoña Gómez. Algunos piensan que desde su privilegiada posición hizo una cosa y otros, otra. Pero en ambos casos, por desgracia, todo termina cayendo sobre nosotros.