ECONOMÍA

¿Cómo afecta el coronavirus a los autónomos?

Los trabajadores autónomos, que en muchos casos se dedican a la actividad comercial, reclaman atención.
photo_camera Los trabajadores autónomos, que en muchos casos se dedican a la actividad comercial, reclaman atención.
Era complicado a finales del año pasado plantearse cualquier previsión de escenarios económicos a modo de aproximación. Algunas opciones de análisis había, pero ninguna preveía el impacto del coronavirus.

El juego político estaba abierto y las derivas de la economía mundial seguían arrojando considerables sorpresas. Incertidumbre es la pesadilla más grande de toda empresa antes de planear sus actividades futuras.

Pero como suele decirse, la realidad supera a veces a la ficción y tenemos un escenario de tremendas repercusiones económicas. La llegada del componente sanitario que representa el coronavirus, es cierto que no era para nada un escenario previsible. 

A las autoridades corresponda evaluar qué tan importante es la amenaza para la vida humana. Lo que sí es cierto, es que las condiciones que produce el mero hecho de que el virus es desconocido y se contagia al menos 15 días antes de manifestarse, supone para el factor de la confianza, un golpe suficiente para convertirlo en un problema real. 

Y ya lo sabemos, la economía es un flujo.  Lo que ocurre aguas arriba va produciendo resultados aguas abajo. 

El virus y los autónomos

Podría pensarse que la posibilidad de teletrabajar que tienen algunos autónomos supone una ventaja para los que cuentan con esa condición de trabajo. La imposibilidad de parar hasta cubrir las obligaciones que comporta esta modalidad es de todos conocida: no se puede dejar de trabajar si eres autónomo. 

Por ello no deja de ser preocupante que se aventuren medidas para la población laboral y que no aparezca ni por asomo este grupo en la lista de los pendientes. Urgen medidas como la necesidad de adaptar las cotizaciones a los rendimientos y garantizar su capacidad de seguir siendo unidades productivas. Muy al contrario, tres millones de autónomos se verán abocados a aumentar el gasto en la Seguridad Social respondiendo al alza de la cotización/recaudación que ha sido aprobada por el Gobierno. 

Medidas

¿Qué es más importante? ¿Son mejores tres millones de cotizantes que continúen activos contribuyendo y generando riqueza o un alto porcentaje que se sumen al paro y sigan restando enteros a la economía? Lo último que necesitamos en este momento es tomar medidas que contribuyan a este efecto de la epidemia, con resultados aún imprevisibles. 

Imprevisibles, pero evidentes ya. La oleada de paralizaciones de exposiciones, ferias empresariales y demás eventos que mantienen el mercado alimentado con sus novedades e inversiones es un trago con consecuencias nefastas y no para bien. 

Morosidades

Lo primero que tenemos que hacer ante una situación complicada es entenderla. Sin eso no es posible trazarnos caminos de salida. Lo primero que se puede pensar es que no seremos, los autónomos, los primeros en recibir el impacto de la crisis sanitaria declarada a nivel mundial, ni los únicos. Soportaremos como todos las posibles consecuencias. El hecho de que seamos unidades de trabajo movibles y con mayor margen de maniobra y respuesta al mercado, nos permite tener aún alguna capacidad de adaptación a las circunstancias. 

Pero, ¿qué pasa si un autónomo cae enfermo? ¿Qué pasa si producto de una mayor ralentización del mercado debe darse de baja?  ¿Qué pasa si es un hijo el que enferma, o sus padres? Y ¿qué pasa si disminuyen sus rendimientos y debe aumentar su aportación a la seguridad social?

Volvemos a lo mismo, los autónomos son un grupo de personas distribuidores natos de riqueza entre un número elevado de ciudadanos que se autoemplean. Ofrecen la versatilidad propia del trabajo de hoy y el del futuro y que esta fórmula funcione requiere mayores garantías. Urge bajar las cuotas recién aumentadas. 

Medidas preventivas

En lo que respecta a los profesionales, junto a las medidas preventivas que asumen las autoridades sanitarias para evitar que la epidemia se extienda, los autónomos necesitamos, siempre lo decimos, asumir la salud de sus cuentas.  Usar la cintura para esquivar la situación de emergencia, y así, salir airosos tras poner a salvo nuestra iniciativa emprendedora. 

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