El trabajo de redacción de la ordenanza municipal del consumo de alcohol en la calle continúa, mientras cada vez son más los vecinos y padres que reclaman agilidad al gobierno local. La comisión de seguimiento encargada de guiar la tramitación del texto, creada el pasado mes de noviembre, se reunió ayer por segunda vez para recopilar las aportaciones y opiniones sobre el texto –el borrador de la ordenanza que no llegó a aprobarse durante el anterior mandato de Gobierno–.
"Seguimos traballando con intensidade, é fundamental enriquecer o texto co maior consenso posible para lograr unha ordenanza que sexa práctica e viable", sinala Eugenia Díaz Abella, concejala de Salud. La ordenanza regulará el consumo de alcohol en las calles, por lo que está íntimamente ligada con la ordenanza de los ruidos –también en fase de discusión por un grupo de seguimiento–. "Esta normativa contribuirá a regular un problema de convivencia cívica e de saúde", apunta la edil.
Nuevos hábitos
El presidente de la Federación Limiar, Manuel Mosquera, participante de la comisión, asegura que es necesario buscar "una alternativa a la diversión" de los más jóvenes. "Muchos participan el botellón como forma de socializar, tienes que ofrecerles algo, buscar un sustitutivo para su tiempo libre", apunta Limiar.
La regulación del consumo de alcohol en la calle va de la mano con la ordenanza sobre los ruidos nocturnos
Entre las opciones, el presidente vecinal valora la posibilidad de organizar actividades deportivas y recreativas para los jóvenes: "Si tienes un pabellón vacío lo puedes utilizar las noches de los viernes y sábados para poner música, y si no funciona, pruebas otra cosa". La comisión también valora la necesidad de cambiar hábitos de los ciudadanos –cenar tarde implica llegar a la zona de locales nocturnos más tarde–. "Es una cadena, vas a un evento social al final de la tarde y arrastra todo, por eso se plantea adelantar los horarios del Teatro Principal o del Auditorio Municipal".
