EN LA CIUDAD

"Me fui del Casco Viejo porque es imposible dormir de noche"

Clientes de un local en San Francisco suelen quedarse hasta bien entrada la mañana en la calle.
photo_camera Clientes de un local en San Francisco suelen quedarse hasta bien entrada la mañana en la calle.
El goteo de vecinos que abandonan su casa a causa de los excesos de la movida nocturna continúa

El conflicto de la movida nocturna en la ciudad provoca que cada vez sean más los vecinos del Casco Histórico que optan por abandonar sus domicilios en busca de descanso. Mientras aumenta el número de carteles de "se alquila" en los edificios, los que resisten exigen responsabilidades al gobierno local y a la Policía Local. "Nos sentimos totalmente desprotegidos como ciudadanos", apuntan desde la asociación O Cimborrio, que recuerda las consecuencias de la falta de descanso en la salud. "¿Cómo vas a trabajar y rendir al día siguiente si no has podido dormir durante la noche?", reclaman. 


Los que se van


"Después de dos años me fui, no es vida, estaba siempre cansada porque no podía dormir por la noche", explica una joven de 26 años que residía en la rúa Liberdade. El foco del problema, parte de la clientela de una tapería de la calle: "Salen fuera con guitarras, flautas y bongós a beber y a fumar, a grito pelado. Y así hasta las tres o cuatro de la mañana, hasta que cierran. La situación se repite de martes a domingo". 

La afectada, que acabó por mudarse a otra zona de la ciudad, asegura que el local está insonorizado, porque la música no se oye, pero los clientes suelen salir a la calle y sentarse en el suelo y en los portales. "Me cansé de llamar a la Policía Local y me decían que no podían hacer nada. A veces conseguía que mandasen una patrulla, pero cuando la ven se esconden dentro y no pasa nada", apunta. El edificio en el que vivía la joven está justo encima del local, por lo que la afectación era mayor: "Cuando me fui se lo dije a una vecina que lleva viviendo aquí muchos años, y ella dice que ya está acostumbrada. Yo no quiero acostumbrarme a no descansar y a despertarme a las siete de la mañana con tanto sueño. Vives con la duda de si podrás dormir, de si te dejarán".

Otro local en la calle San Francisco, que funciona como "after" pese a tener licencia de café bar, también provoca mudanzas. "Mis dos vecinos mayores se acaban de ir porque no podían descansar, una vez incluso empujaron al señor", apunta la dueña de un piso de la calle. Los clientes del local beben y hacen jaleo en la calle hasta bien entrada la mañana, lo que impide dormir a todo el vecindario. "Tengo un piso turístico encima del bar, me encargué de insonorizarlo, y los visitantes siguen diciéndome que son incapaces de dormir por el ruido que hace la gente", explica. "Es muy injusto que pagues tus impuestos y tengas que acabar cerrando un proyecto porque otros no respetan a los vecinos", apunta la propietaria de este apartamento. 


Vecinos de Doctor Fleming 5, "hartos" del ruido de un local de ocio nocturno


Los vecinos del número 5 de Doctor Fleming vivieron una noche de "pesadilla" el pasado sábado, debido a los ruidos de la discoteca El Caney, situada en el bajo del edificio. Según aseguran, se vieron obligados a llamar varias veces a lo largo de la noche a la Policía Local, hasta que una patrulla se acercó al establecimiento y desalojó a los clientes, a altas horas de la madrugada. "Era imposible dormir así", aseguran los afectados.

Una situación que se repite

Durante el mes de julio, la Asociación de Vecinos Centro de la ciudad trasladó a la Concejalía de Urbanismo las quejas por los ruidos, así como la situación de la salida de emergencia del local –en la escalera interior del propio edificio–. Los inquilinos aseguran que pueden escuchar la música desde el interior de sus domicilios, y reclaman una inspección de los técnicos municipales para comprobar las condiciones del sonómetro del establecimiento. Ya en el año 2016, el gobierno local incoó un expediente sancionador grave a los dueños del local nocturno por ruidos, lo que los obligó a pagar una multa, así como insonorizar el establecimiento de acuerdo a la normativa municipal. 

Por el momento, los vecinos se ven obligados a llamar a la Policía Local cada fin de semana, ya que el ruido del local, así como el jaleo de los clientes, impiden su descanso de jueves a domingo. 

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