tiempo de valentía

Ha llegado el momento de hablar claro y fuerte, sin prepotencia, sin ofender a nadie, pero con un tono que como ciudadanos de España tenemos derecho a usar.
Ante el triste espectáculo de la persecución de los cristianos en tantas partes del mundo de una manera violenta hasta llegar al asesinato o más solapada y suave como en nuestra nación, los que somos cristianos debemos tomar una postura clara y valiente que empieza por no avergonzarnos de lo que somos y por defender nuestra fe sin violencia, sin odios y con espíritu de servicio sabiendo que 'hemos de comprender a todos, hemos de convivir con todos, hemos de disculpar a todos' (san Josemaría Escrivá). Aunque actuar así no significa pasar por todo, escondernos en nuestra casa, no decir que lo justo es injusto y lo malo bueno, pero ante lo malo contestaremos con una acción buena y con la doctrina clara para que se den cuenta que es Cristo quien nos hace actuar así.

Valentía y fortaleza y a la vez ahogar el mal en abundancia de bien. Esto que digo, es realizable no es un sueño inútil, pero hay que cargar el corazón y el alma con las pilas de una fe inquebrantable, la esperanza de no estar solo y una caridad con el otro que está por encima de criterios diferentes.

El cristiano tiene que dedicarse a todo lo terreno, codo con codo con los demás ciudadanos, y debe defender siempre la dignidad de la persona. Con las ideas políticas que le parezcan más oportunas y sin colocarle la etiqueta de cristiana o católica ni siquiera por defender la fe. Hay una frase de Benedicto XVI que ilumina con claridad meridiana estos problemas: 'La fe no sustituye la propia decepción o el aprendizaje en compañía de los demás, pero nos proporciona la clave para aprender de nosotros mismos. La persona en cuanto ser racional se hace con el otro y descubre también su sentido en los encuentros con los demás. La fe no es un mero sistema de conocimientos, es en esencia el encuentro con Cristo. La fe es seguir a un Dios-Hombre, nosotros los que lo hemos encontrado no le demos la espalda, ni por miedo, ni por cobardía, ni por nada, si le ayudamos a los demás a que lo encuentren seremos ellos y nosotros más felices y más auténticos, eso es lo que hay que conseguir. Cristo no ha venido a la tierra a fastidiar diciendo no hagas esto, no hagas lo otro, no, no (?) Cristo ha venido a la tierra para salvarnos.

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