'Por tierra, mar o aire'. Pablo de la Fuente, ingeniero industrial, 24 años, sobresaliente en su proyecto de fin de carrera, y ya en Holanda en busca de las oportunidades que no encuentra en su tierra. Su ejemplo es uno más de los cientos de ourensanos que se han visto obligados a hacer las maletas dejando atrás familia y amigos. Es sólo uno más de los nuevos emigrantes. A los 60 mejores expedientes universitarios del pasado año la Xunta premió con un cheque de 2.500 euros y una maleta, todo un símbolo de la falta de oportunidades que en Galicia se ha convertido en el gran enemigo de una de las generaciones más preparadas de los últimos tiempos, obligada a buscarse la vida lejos de allí donde se costearon estudios, prácticas y primeros sueños. Pablo no es el primero, antes hubo más, muchos más. Tampoco será el último.
