Opinión

¿Y el pacto de estado para Ourense, para cuándo?

Me parece acertada la propuesta -y ante la dramática situación de Ferrol- de solicitar un pacto de estado para la reactivación económica e industrial uniendo esfuerzos el Estado, la Xunta, Diputación y los Concellos. Pero me parece que, de la misma manera y con extrema urgencia, se debería solicitar el mismo pacto de estado para Ourense… una provincia que se hunde ya a la misma velocidad que el Titanic y que ya es el epicentro de la España vaciada, con la renta per cápita y pensiones más bajas de todo el país y con los índices demográficos con peor comportamiento de todo el Estado y de los peores de toda la Unión Europea. No voy enumerar aquí todos los indicadores económicos, sociales y demográficos de Ourense, que pintan casi todos en rojo intenso, no. Y no lo voy hacer por dos motivos: porque consumiría varias páginas de este periódico y porque ustedes los conocen perfectamente al sufrirlos en sus propias carnes, en la de sus hijos, nietos, padres, hermanos, amigos… Qué les voy a decir que ustedes no sepan aunque guarden un silencio de un conformismo autodestructivo. Me decía hace un tiempo una persona, a la que le tengo un respeto y aprecio especial, que era escéptico con Ourense. Pues bien, a día de hoy, solo le puedo dar la razón de su acertada reflexión.

Galicia no es sólo el eje Vigo-Santiago-A Coruña. Ourense también existe, y lo componen 92 ayuntamientos de los 313 de Galicia. Parece obvio lo que acabo de decir , pero es que ni así, manifestando unos datos tan elementales y simples, conseguimos que nos rescaten de un naufragio en el cual ya cada uno se busca su propio flotador o bote salvavidas. 

Un ejemplo: ¿por qué ha ganado tan abrumadoramente Ayuso en Madrid? Sólo dos respuestas: la primera, porque ha confrontado directamente con el Gobierno bipartito, rentabilizando el voto de castigo a la pésima gestión de la pandemia de Sánchez; la segunda, porque ha obviado los eventos y parafernalias varias -a las que nos tienen acostumbrados la mayoría de los políticos- y se ha volcado de lleno en ayudar, con soluciones prácticas y con retorno, a comerciantes, taxistas, autónomos, hosteleros, empresarios, familias… Algo tan simple como estar en la calle y codo con codo con el ciudadano de a pie. Ha obviado el salir en la foto con los de "arriba" y se ha puesto de sport y zapatillas dando lo mejor de sí misma, con su personalidad propia y su hoja de ruta que no es otra que la defensa de Madrid y del estilo de vida de los madrileños.

Y en Ourense, ¿a qué se dedican nuestros senadores, diputados nacionales y autonómicos multicolores, que son los que tenían que luchar en todos los estamentos y administraciones por la provincia que los ha puesto ahí? La respuesta la sabemos todos también, ¿verdad? 

Y, para no personalizar en nadie, lo voy hacer en mí mismo en un ejercicio virtual. Si yo tuviera una responsabilidad pública, y con mi silencio o pasividad contribuyese, directa o indirectamente, al hundimiento y destrucción de la ciudad donde he nacido y vivo, tendría tal remordimiento de conciencia que me acompañaría hasta el último de mis días torturándome infinitamente. Para todo hay que valer en esta vida, y los despreciables vividores políticos públicos, los que han derivado a Ourense a una situación esperpéntica, penosa, calamitosa y ruinosa, callan. Callan para seguir cobrando generosamente de nuestros impuestos a fin de mes. Callan por cobardes. Callan por ineficientes e incompetentes. Callan porque quizá su intelecto y capacidad de trabajo no da para más. Qué gran hipocresía la nuestra, ¿verdad? Y mientras tanto, Ourense agoniza en todos los parámetros e indicadores. ¡Qué gran ironía!

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