Opinión

Sin PXOM, Ourense no tiene futuro

No, no lo tiene. Aunque también podría añadir que, con los actuales moradores del salón de plenos del ayuntamiento, tampoco. El penúltimo y esperpéntico -como ya es habitual-, episodio local, referente esta vez al solar de la antigua estación de autobuses donde se pretendía construir la residencia de la Fundación Amancio Ortega, con 120 plazas y 110 puestos de trabajo queda en un limbo gracias a estos figuras. Ciento diez puestos de trabajo estables que ya no se van crear en un Ourense donde los últimos datos de paro nos sitúan como la única provincia gallega donde subió el desempleo, concretamente un 0,4%, frente a la disminución del paro en un 2,4% en el conjunto del país, en fin. La realidad es que a día de hoy la ciudad de Ourense es la única de las siete grandes ciudades de Galicia que no dispone de un plan general aprobado en tiempo y forma y que sea acorde al momento actual, aunque ese “pequeño detalle” a nadie parece extrañarle o preocuparle ya a estas alturas. Lo cual dice mucho de la confianza y viabilidad demográfica, económica y social de una ciudad que sobrevive a duras penas, gracias a las exiguas pagas de nuestros pensionistas, a las retribuciones del nutrido colectivo funcionarial y poco más.

Dicho esto, siempre es positivo hacer un ejercicio de memoria y saber cómo se ha llegado a esta situación, con lo cual comienzo:

El plan general del año 2003 fue anulado, entre otras causas, por haber introducido cambios sin una posterior fase de información y exposición pública. No solo se anuló dicho plan general, sino también las normas provisionales aprobadas en su momento por la Xunta y el Concello al haberse omitido la fase de exposición pública. En definitiva, nueve sentencias del TSXG, la última de ellas el 17 de abril del 2008 y que fue la más grave -lo anuló porque el documento expuesto al público no se correspondía con el documento aprobado-, tumbaron una buena parte del futuro de Ourense. Un plan general de ordenación urbana sin exposición pública es, y será, siempre inadmisible, inaceptable y lo derivará de inmediato a su judicialización y parálisis total.

Miren ustedes, un plan general de ordenación urbana es un proyecto común de ciudad y de todos sus vecinos. Así entiendo que debe ser nuestro PXOM, el de Ourense. Un proyecto común para los más de 105.000 ourensanos que aquí vivimos y los que vengan en las próximas dos décadas. Un plan general que dé seguridad jurídica urbanística, que potencie nuestra economía, que genere recursos y empleo, que aumente nuestra demografía. Y todo ello con diálogo, con acuerdos, con colaboración y con consenso, y por supuesto con inteligencia, coherencia y rigor. ¿Es tanto pedir? ¿Es tanto el esfuerzo? ¿Es tan descomunal el reto? Pero claro, para ese viaje sobran abrazafarolas, vagos, incompetentes varios y estómagos agradecidos. Porque ellos son la verdadera dolencia que paraliza y lamina cualquier posibilidad de futuro. Y quienes se den por aludidos, pues ellos sabrán el porqué.

Te puede interesar