Opinión

Alakrana

El pasado viernes manifestaba, en relación a la actuación del Gobierno español en los dos incidentes que en aguas del Índico han sufrido, primero el ‘Playa de Baquio’ y desde hace más de treinta días el atunero bermeano ‘Alakrana’ lo siguiente: ‘La primera vez se pagó sin rechistar y aunque España quedó a la altura del betún por lo menos no corrió sangre, ahora se lo ha puesto más difícil y me temo lo peor’.


Resulta claro que si un barco español luciendo su bandera, como indica la legislación internacional, navega por aguas incluidas en el perímetro establecido internacionalmente para las faenas de pesca y es atacado y retenido por unos facinerosos, tiene derecho a ser defendido por las autoridades españolas. ¿Se daban estas circunstancias en el caso ‘Alakrana’?, existen dudas razonables. Lo que no tiene duda es la torpe actuación de las autoridades nacionales al hacer pública la detención de dos de los forajidos, los dos piratillas somalíes traídos como trofeos de la eficacia y que ha supuesto la intervención automática de la maquinaria judicial española. El artículo 23,4 de la Ley Orgánica del Poder Judicial establece la jurisdicción de los tribunales españoles. El Código Penal de 1973, en los artículos 138 y 139 se especificaban delitos de piratería. Hoy son aplicables el artículo 15 de la Convención de Viena y el 101 de la Montego Bay (10-XII-1982).


El autor de piratería pierde la protección de su Estado de bandera, de tal manera que puede ser perseguido, detenido y juzgado o extraditado ¿No hubiera sido más prudente mantener a los arrestados a bordo de nuestra fragata sin presumir políticamente del arresto? Jugar de manera tan estúpida con la vida de unos trabajadores españoles, vascos y gallegos, resulta de una frivolidad intolerable. La vida de nuestros compatriotas es lo primero y si hay que pagar se paga, adelantando al armador el dinero necesario, sin olvidar que debe ser devuelto a toda la sociedad por quien obtiene beneficios con su arriesgada actuación poniendo en peligro la vida de sus asalariados que forman la tripulación.


La valiente señora Chacón está perdida; el señor presidente, de celebración en Berlín, supongo que íntimamente triste al celebrar el vigésimo aniversario del comienzo del final rojo; la vicepresidenta se marchó a la Argentina para coordinar mejor, con la cercanía de la Presidenta gaucha y su marido, el trato entre piratas. A los vicepresidentes segundo y tercero, ni están ni se les espera. A los chicos del ‘Nunca máis’, no se les oye. Los únicos que están dando la talla son un socialista y un pepero: Patxi López y Alberto Núñez Feijóo, que suspendió un viaje a América para estar en su puesto. Señor Rajoy, se lo ponen como a Fernando VII y usted, muy estirado, a cuatro puntos sólo.



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