Opinión

¡Mala suerte, Farrah!

Fawcett falleció el día 25 de junio en Los Ángeles. En 1973, Aaron Spelling le ofreció el papel de su vida en la serie inolvidable ‘Los Ángeles de Charlie’, junto a Kate Jackson y Jaclyn Smith. Alcanzaron una audiencia récord, más de veintitrés millones de telespectadores semanales. Su vida ha tenido altibajos profesionales y vitales. En su último día también ha tenido la mala suerte de competir con una mega estrella americana, el llamado Rey del Pop. Para un actor o actriz aquejado de su particular mal de las alturas resulta inadmisible que te pise el último mutis un colega. Para mí resulta desproporcionada la relevancia prestada al músico con la ofrecida a la estrella.


Fue la novia del mundo; en la serie de su lanzamiento interpretó el papel que se llamaba Jill Monroe, el mismo apellido que el de otra reina, Marilyn Monroe, para mí, en este caso, la reina del revolcón. Su azarosa historia con Ryan O’Neal, protagonista de una película inolvidable, Love Store, se convirtió al final en competidora de la narrada en el filme. Su tormentosa convivencia iba a tener un final al que llaman feliz, el matrimonio. No pudo ser, no les dio tiempo. Los que hemos sufrido historias semejantes sentimos un nudo en la garganta y tenemos que levantar la cabeza para que no se nos escape una lágrima. Mi querida rubia de melena sorprendente, con quien en espiritual unión con mi mujer y Julia Roberts me hubiera gustado compartir amor del bueno, al estilo del cantado por el mexicano Jorge Negrete.


Farrah, espérame en el cielo y mientras llego hazte amiga de mi mujer que por allí está, víctima de lo mismo que tú, hace ya dieciséis años. Yo voy a ver si intimo con la Roberts, aunque me tendré que conformar con soñar. Hay que jorobarse Farrah ¡que te haya pisado tu último mutis un tío tan raro!

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