Opinión

REBELIÓN AUTONÓMICA

No hay manera. Ya no solo es que estemos en una situación crítica, que los hombres de negro, se diga lo que se diga, estén aquí y sintamos su aliento en el cogote, que los mercados nos tengan acojonados con esa prima de riesgo que se ha convertido en un comensal más en nuestra mesa. Todo va mal y se nos dice que puede ir peor, aunque uno tiene la sensación de que esta crisis la estamos pagando los mismos de siempre y que los poderosos, agazapados en sus bufetes de abogados, amparándose unos a otros, ocultos en sus sicav y sacando su dinero a espuertas hacia los paraísos fiscales, al final se van de rositas.


Todo va mal porque además de los problemas del gobierno, y los recortes sin precedentes que se ve obligado a aplicar, las autonomías no están dispuestas a perder un ápice de su poder o lo que es lo mismo, con una visión miope pretenden seguir como derrochadores reinos de taifas como si no pasara nada y la cosa no fuera con ellos. La reunión del consejo de política fiscal y financiera celebrada el jueves es la prueba evidente de que no están por la labor de colaborar, ni están dispuestas a aceptar un objetivo de decifits del 0.7% para el 2013 y un 0.1 para el año siguiente. La rebelión autonómica contra los ajustes de Rajoy tal vez sea uno de los mayores pulsos que se le ha echado al gobierno últimamente sobre como debe repartirse la carga del ajuste en los próximos años para salir de la crisis.


Asturias, Andalucía, Canarias y Cataluña votaron en contra, lo cual aunque es bastante incomprensible tiene cierta lógica dado que sus presidentes son de distinto signo político que el gobierno y es un forma evidente de ejercer la oposición. Lo llamativo es que a esta rebelión se sumaran también con su abstención los presidentes de Extremadura y Castilla León, incluso Galicia que aun votando a favor mostró claramente su rechazo a los objetivos del déficits. Que sean los suyos quienes le den la espalda al presidente es mal asunto y políticamente no hay por donde cogerlo.


Que Mariano Rajoy no sea capaz de meter en cintura a las comunidades autónomas debilita y mucho su posición de cara al exterior porque ¿quién se va a fiar de nosotros si el presidente se compromete a unas cosas en la UE y luego es de puertas adentro donde no puede cumplirlas? Aquí no se trata de cargarse el estado de las autonomías, como pretenden algunos a río revuelto, sino de dimensionarlas y poner orden de una vez por todas en el desmadre y despilfarro en lo que se han convertido. Unos pocos políticos indeseables han hecho de su poder territorial la cuevas de Alí Babá donde entraban a saco sus amiguetes para hacer negocio. Todas sin excepción y de todos los colores políticos han despilfarrado a manos llenas, ha habido trafico de influencia, amiguismo, sectarismo, abuso de poder y una larga lista de delitos que se han ido tapando porque a nadie le convenía abrir la olla de la podredumbre.


Es hora de enmendar las cosas. De que el estado autonómico se ajuste a las verdaderas necesidades de los ciudadanos, de eliminar políticos de sus parlamentos, enchufados de sus gabinetes y de espantar a todos esos cuervos que han sobrevolado las mismas para sacar tajada. Si Rajoy no mete en vereda a los presidente autonómicos y si estos no están a la altura de las circunstancias, esto no se arregla de ninguna de las maneras. Si al gobierno hay que exigirle responsabilidad los presidente autonómicos no son unos invitados de piedra que pasaban por ahí y desde luego son corresponsables y mucho de la situación y de la desafección de los ciudadanos con la clase política.

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