Opinión

Mejor las urnas

La moción de censura es un elemento constitucional excepcional y en las tres veces que se ha utilizado  no ha servido para lo que fue regulada, la sustitución del presidente del Gobierno, dada la dificultad de sumar mayorías que lo hagan posible. Quizás haya sido porque en todos los casos la situación política no fuera tan crítica como para forjar un acuerdo ente fuerzas tan distintas para desalojar al inquilino de La Moncloa, sin desdeñar que la corrupción y el manejo de la crisis por el PP y el Gobierno merecieran esta reprobación simbólica.  

Por eso el anuncio de Pablo Iglesias de volver a urdir otra moción de censura para el próximo periodo de sesiones es sumamente precipitado. Sobre todo porque tanto el líder del PSOE  que va a comenzar su mandato efectivo a partir de este fin de semana, como el presidente de Ciudadanos consideran que la mejor fórmula para desbancar al PP del poder son las urnas y que ese es el medio en el que hay que volcar el trabajo político. En segundo lugar porque un abuso de la moción de censura puede desnaturalizar la eficacia y el sentido de este instrumento cuando obedecen a intereses partidistas más que a generales.

Esta posibilidad en el horizonte del próximo periodo de sesiones está todavía muy lejos. Ciudadanos, sin cuyo concurso o abstención es casi imposible que salgan adelante, no está por la labor de sumarse a un proyecto que encabece Pablo Iglesias -y saca a la palestra a Iñigo Errejón para profundizar en las  contradicciones internas de Podemos-, y más aún porque a pesar de los desplantes y de que su programa regenerador no marcha a la velocidad que quisiera, Albert Rivera mantiene expectativas de crecimiento. Sobre Ciudadanos pivota el futuro de gobiernos sin mayoría y debe decidir si adopta el papel de muleta del PP, como le zahiere Podemos, o si se convierte en un verdadero partido bisagra que puede cambiar la orientación de un gobierno.  

Además, el secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez no parece prestarse a una nueva moción de censura sino a desarrollar una labor de oposición que le ponga en disposición de disputar al PP el primer puesto con alguna garantía de éxito -algo improbable en estos momentos-, o en todo caso a sumar escaños y tratar de que mejoren las relaciones entre  "las fuerzas del cambio" que se dedicaron vapulearse durante la moción de censura de Podemos.

El congreso del PSOE que se celebra a partir de hoy, con las intrahistorias y pulsiones que pueden comenzar a aparecer, con Pedro Sánchez a la cabeza, dará la medida de las posibilidades de acuerdo con Podemos, que por primera vez reconoció la preeminencia del PSOE en este espacio. 

Pero la confluencia de ambas formaciones no va a ser un camino de rosas: les separa de forma radical la cuestión territorial pese a algunas coincidencias terminológicas.

Una nueva moción de censura, sin nuevos elementos de debate estaría abocada igualmente al fracaso, dada la relación “a garrotazos” entre Ciudadanos y Podemos. Y desde luego para sustituir a un gobierno, mejor las urnas.  

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