Opinión

Caerse del guindo

Se veía venir, aunque todos confiábamos en que la reacción llegase antes que la reprimenda; no fue así, algo que, de todas formas, también era de esperar, teniendo en cuenta el modus operandi de nuestra clase política, empezando por nuestro nunca suficientemente valorado presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, a quien lo que le gusta es repartir sonrisas y dejar que la cosa escampe, y siguiendo con un líder de la oposición, Mariano Rajoy, que parece cómodo en su posición habitual de quedarse a la expectativa, sin chinchar demasiado, dejando que la fruta se caiga de madura .

El caso es que en estos temas de la economía, sobre todo si hablamos de la economía mundial -la doméstica ya es otro cantar, no hay más que ver lo contentísimo que está el amigo Botín, como ya expresó pocas semanas antes de las últimas elecciones generales, se supone que con conocimiento de causa-, no se puede estar a verlas venir porque realmente vienen y siempre mal dadas. Nuestro excelso presidente ha despertado y ha empezado a tirar de recorte. Donde dije digo, digo Diego, porque no hace ni cuatro días que aseguraba que luchar contra el déficit no era el objetivo y que nuestra situación económica no era tan mala como se pintaba. Se ve que desde fuera las cosas se ven de forma bien diferente. No tendría otro particular que fuera así -'que ladren, que ladren', dirían en otras circunstancias los próceres de la patria--, si no fuera por el hecho de que nuestra inclusión en el euro conlleva estas cosas, que los mandamases de Europa te dictan lo que tienes que hacer, y en esas estamos. En esas y en que nuestro líder no sólo ha despertado en economía. Fíjense ustedes que de nuevo redescubre que esto es un país, no 'algo discutido y discutible'. Lo decía el amigo ZP el domingo: 'Mi responsabilidad es pensar en España'. No está mal admitirlo, aunque sea seis años después.

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