Opinión

Conspirad… conspirad ¡malditos!

Conspiración!, manipulación, mentiras, conjura diabólica, las fuerzas del mal quieren destruir nuestra civilización, la raza blanca en peligro. ¡El covid-19 no existe, es el intento de controlar el mundo por Soros y Bill Gates! ¡No a la vacunación! 

Las teorías conspirativas son una falacia que tiene sus antecedentes en la historia de Europa desde los tiempos del medievo; el exterminio de los cátaros en la Francia de Felipe Augusto se saldó con la muerte de miles de albigenses y la desaparición en toda Europa de la minoría religiosa de los bogomilos. El papado los había definido como “sedes de Satán” que conspiraban contra la Iglesia de Cristo. Los mal llamados Reyes Católicos, en su extremismo fanático, no dudaron en perseguir con saña a los moriscos y judíos conversos, acusándolos de prácticas diabólicas, herejía y atentados contra la cristiandad, sometiéndolos a terribles torturas y al fuego purificador. Los más afortunados fueron expulsados después de expropiarles todos sus bienes.

Pero fue en la Rusia de 1902 donde se dio a la luz un texto clandestino que recogía “la gran conspiración semítica” para dominar el mundo, denominada “Los Protocolos de los Sabios de Sión”. Este libelo conspirativo se hace público en el año 1902 y lo instrumentalizó el zarismo para justificar los linchamientos multitudinarios (pogromos) de judíos y otras minorías étnicas que desde el asesinato del zar Alejandro II en San Petersburgo en 1881, se venían produciendo con sistemática frecuencia, lo que obligó a huir a los Estados Unidos y Argentina a más de dos millones de judíos rusos que abandonaron todas sus propiedades para salvar sus vidas. 

“Los Protocolos de los Sabios de Sión” también fueron utilizados por Adolfo Hitler para justificar la “Solución Final” (exterminio total del pueblo Judío) que llevó a la muerte a más de seis millones de hebreos sin distinción de sexo, edad o condición social. El nazismo tenía como pilar de su régimen totalitario las teorías de Joseph Arthur de Gobineau recogidas en su libro “Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas”, el pensamiento de Benjamín Kidd y la teoría de conspiración del llamado Nuevo Orden Mundial que afirmaba la existencia de un plan diseñado con el fin de instaurar un gobierno único, burocrático y controlado por sectores elitistas y plutocráticos a nivel mundial que sometería al pueblo ario a la esclavitud.

No podemos olvidar que el régimen fascista del facineroso general Franco siempre justificó su férrea dictadura en la defensa de la Patria contra el contubernio judeo-masónico-comunista que pretendía su destrucción. En la actualidad, esta misma conspiración es utilizada como instrumento político por grupos de extrema derecha, reaccionarios, supremacistas blancos, negacionistas y fascistas para culpar a los demócratas de flaqueza y entreguismo de la civilización a fuerzas ocultas representadas por gobiernos débiles ante la invasión de pueblos no europeos. El escritor francés, antiguo militante socialista y hoy ideólogo de las renovadas tesis conspirativas, Renaud Camus escribió una obra clave para entender los objetivos de los neofascistas: “El gran reemplazo”; en ella sostiene que hay una élite global que está conspirando contra la población blanca de Europa para reemplazarla por pueblos no europeos, preferentemente árabes y bereberes. 

Vox, el partido de la ultraderecha española, encarna en su ideario las teorías negacionistas y delirantes y lo hacen argumentado la defensa de las libertades como su socia Ayuso. El magiar Viktor Orbán, el italiano Matteo Salvini, el polaco Jaroslaw Kaczynski, el brasileño Jair Bolsonaro, el indio Narendra Modi, el contradictorio presidente mexicano López Obrador… y una larga pléyade de reaccionarios filonazis disfrazados de populistas libertarios, coinciden en su odio a los filántropos Bill Gates y al semita húngaro George Soros, acusándolos de querer dominar el mundo con las vacunas como arma de control masivo. 

Un nuevo “Protocolo” nace en la red yanqui QAnon y elogia a Donald Trump como justiciero salvador del planeta Tierra. Ellos son los conspiradores, pero afortunadamente, aunque imperfecta, la democracia ganó la primera batalla.

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