Opinión

La fe

Algunos definen la fe como a convicción de que algo es, por encima de la razón y de la ciencia, lo que lleva al conocimiento consciente y a la práctica de buenas o malas acciones. Para otros, mi amigo Camilo M. entre ellos, le suman la voluntad, la imaginación y no excluyen la razón. También hay quién la cimienta en los sentimientos, como afirma Tomás que es especialista en estos temas.   A diferencia de otras religiones en el cristianismo la Fe se caracteriza por sus objetivos, que vienen definidos por la ejemplaridad de la vida de Jesús de Nazaret. Hace quinientos años que la revolución luterana modifica sustancialmente el concepto de fe, convirtiéndola en condición única para alcanzar la salvación en Cristo, reconduciendo el comportamiento social como suma de actitudes personales hacia una teórica vivencia evangélica sin otra consecuencia que mostrar amor al prójimo.  


Debía de ser, por lo tanto, una creencia activa para conseguir la plena integración en el mandato divino, lo que Erasmo de Rotterdam trasmitió en el siglo XV y que podemos resumir como el ideal de la renovación moral de Europa por medio del humanismo evangélico. Su consejo a todo cristiano de “No hagas estima de ti por tu apersonamiento físico o los bienes que la fortuna te deparó, sino por tu presencia moral o los bienes del alma”, resume lo que algunos entienden por comportamiento ético como esencia del buen hacer. 
Por contrario la fe en el Islam es una completa obediencia a la voluntad de Dios, incluyendo creencia, profesión y acciones; lo que hace al individuo muy vulnerable al mandato divino, y a la interpretación que de ese mandato haga el imán. Aunque en la religión islámica (sunitas) no existe casta sacerdotal, la tradición convierte en predicadores a visionarios imanes que, trascendiendo su rol, asumen el liderazgo ideológico sin otras restricciones que la voluntad del creyente y su capacidad para interpretar los textos coránicos. No existen elementos correctores que regulen jerárquicamente las trasgresiones en la interpretación de los textos.

 
    En la novela “Sumisión” de Michel Houellebecq se recoge la conversación que mantiene el nuevo rector de la Sorbona con el protagonista, exprofesor de la misma universidad. El rector, Rediger, afirma que en la “sumisión” más absoluta se alcanza la cumbre de la felicidad humana y mantiene que hay una relación entre la sumisión de la mujer al hombre y la sumisión del hombre a dios, tal como la entiende el Islam y se hace la siguiente pregunta ¿ Qué es en el fondo el Corán sino un inmenso poema místico de alabanza al Creador y de sumisión a sus leyes?. En la respuesta está la explicación de la utilización de la fe en beneficio de una idea difusa de inexplicables consecuencias.


     La fe no es patrimonio exclusivo de una cultura, no es tampoco una virtud en si misma, ni tan siquiera un procedimiento que marque el camino. Es el pleno convencimiento de la existencia del Ser que en cada ideología o pensamiento justifica la razón de la existencia más allá del mundo tangible. Es el refugio que alberga las ansias de inmortalidad del espíritu y de la supremacía del “yo”.


    La humanidad necesita beber de la sabiduría permanente de quien posee la verdad y esta emana de la eternidad cósmica. Unos la buscan en la ciencia, otros en la religión, otros en la filosofía, otros en el hombre, otros en las estrellas, los menos en el “camino”; pero en cualquier caso siempre se necesita tener fe pero, como dice Camilo, sin anular la razón. 

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