Opinión

GAUDÍ Y LA SÍNTESISBELLEZA Y FE

La tarea llevada a cabo por Gaudí al construir el templo de la Sagrada Familia es una de las más importantes hoy, la de mostrar a los hombres la belleza de Dios uniéndola a la belleza de las cosas'.


'Esto lo realizó no con palabras sino con piedras, trazos, planos y cumbres. Y es que la belleza es la gran necesidad del hombre, es la raíz de la que brota el tronco de nuestra paz y los frutos de nuestra esperanza. La belleza es también reveladora de Dios porque como El, la obra bella es pura gratuidad, invita a la libertad y arranca del egoísmo'. Así lo afirmó el Papa el 7 de noviembre en Barcelona, durante la homilía pronunciada en la dedicación del Templo de la Sagrada Familia. El Pontífice dedicó casi toda su intervención a subrayar la importancia de esta síntesis de estética y fe como una de las tareas más importantes del pensamiento cristiano actual. 'Al construir el Templo de la Sagrada Familia, Gaudí realizó una de las tareas más importantes del pensamiento cristiano actual: superar la escisión entre conciencia humana y conciencia cristiana, entre existencia en este mundo temporal y apertura a una vida eterna, entre belleza de las cosas y Dios como Belleza', afirmó el Papa.


En este sentido, Gaudí quiso unir la inspiración que le llegaba de los tres grandes libros en los que se alimentaba como hombre, como creyente y como arquitecto: el libro de la naturaleza, el libro de la Sagrada Escritura y el libro de la Liturgia. Introdujo piedras, árboles y vida humana dentro del templo para que toda la creación convergiera en alabanza divina, pero al mismo tiempo, sacó los retablos afuera para poner ante los hombres el misterio de Dios revelado en el nacimiento, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, explicó.


De este modo Gaudí colabora genialmente en la edificación de la conciencia humana, anclada en el mundo, abierta a Dios y santificada por Cristo.


'Al contemplar admirado este recinto sacro de asombrosa belleza, con tanta historia de fe, pido a Dios que en esta tierra catalana se multipliquen y consoliden nuevos testimonios que presten al mundo el gran servicio que la Iglesia puede y debe prestar a la humanidad: ser icono de la belleza divina, llama ardiente de caridad, cauce para que el mundo crea en Aquel que Dios le ha enviado', concluye el Papa.

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