Opinión

TITULAR POLÉMICO: 'EL PAPA DESMONTA EL BELÉN'

Ha sido la noticia religiosa de la semana pasada: 'El papa arremete contra la mula y el buey', 'El papa desmonta el Belén'. fueron muchos los que se hicieron eco de tal noticia. De pronto los letristas de villancicos y sus intérpretes musicales, figuristas, tertulianos y plumíferos lanzaron la voz de alarma destacando inconveniencias, dando consejos y profiriendo incluso amenazas. En el colmo de la frivolidad, pudimos ver una viñeta del buey y la mula en el Portal de Belén bajo el letrero: Stop. Desahucios.


En castellano se utiliza el giro 'perderse en la anécdota' para expresar el hecho de fijar la atención en lo insignificante, perdiendo la referencia a lo esencial. Básicamente esto es lo que primero viene a la mente al escuchar o leer los titulares antes citados, relativos a la publicación del libro de Benedicto XVI sobre la infancia de Jesús. Lo segundo que cabe advertir es que no hay lugar para tanta alarma. Leyendo ese breve párrafo en la página 77 del libro citado donde el papa afirma que el buey y la mula no aparecen en los relatos de Mateo y Lucas, no sólo no se deduce nada de supresión, sino justamente todo lo contrario. Benedicto XVI explica: primero, la entrada de estos animales en el portal por su presencia en la profecía de Isaías; segundo, recuerda lo que simbolizan, y tercero, comenta que jamás renunciaremos a esa escenografía tan arraigada en la tradición cristiana, pues, aunque muchos lo desconozcan, la presencia de estas figuras va mucho más allá de lo banal, hasta adentrarse en el drama que se encierra en la Navidad: 'Vino a los suyos y los suyos no le recibieron' (Jn. 1,11). En efecto, el libro del profeta Isaías arranca con el siguiente reproche: 'Hijos he criado y educado y ellos se han revelado contra mí. El buey conoce a su amo y el asno el pesebre de su dueño, pero Israel no me conoce, ni mi pueblo me comprende' (Is. 1,2-3). La tradición cristiana se inspiró en este texto para representar junto al pesebre el buey y la mula, que lejos de ser un nuevo adorno, suponen una denuncia profética dirigida a la sensibilidad de cuantos nos resistimos a reconocer la presencia de Dios en medio de los signos humildes del Portal de Belén. Queda claro que no hay lugar para la alarma.


Pero caeríamos en el error antes denunciado si nos contentáramos con disipar esa alarma infundada, que no deja de ser una anécdota, y no destacáramos lo fundamental, lo que constituye el objetivo central de esta publicación. Benedicto XVI busca con este tercer libro sobre Jesús de Nazaret ayudar a muchas personas en sus camino hacia Jesús, es decir, ayudar en el camino de la vida, tanto a los que están en búsqueda como a quienes caminan ya con Él desde hace tiempo. Es el camino de la infancia, la infancia de Jesús de Nazaret, el Niño-Dios que cambió la historia para siempre. En su vida, y en particular en la pobreza y humildad de su nacimiento, se delinea la gran realidad en la que se lleva a cabo, de modo misterioso, la redención de los hombres. No se trata pues de un simple cuento de Navidad para niños. Estamos ante un texto para niños y adultos que recelan de los relatos de Mateo y Marcos sobre la infancia de Jesús o no descubren su significado más profundo.


En definitiva, el papa trata de responder con este escrito a las preguntas centrales que surgen ante la lectura de los episodios de la infancia de Jesús que el mismo formula así: ¿Es verdad lo que se ha escrito? ¿Quién es Jesús? ¿De dónde viene? ¿En qué modo me atañe?


La teóloga brasileña María Clara Bingemer considera que este libro es un don para creyentes y no creyentes, pues el papa, a través de este escrito, nos invita a abrir un espacio, preparándonos para la gran fiesta de Navidad, de manera que el Salvador pueda nacer y manifestarse en un mundo como el nuestro que tiene tanta necesidad de su evangelio.

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