En el siglo XX, en las dos guerras mundiales se puso de manifiesto la supremacía de la URSS y de EEUU. Europa pasaba después de milenios a ser actor secundario, aun cuando en todo lo referente a la cultura e ideologías seguiría siendo punto de referencia. Por algo es la heredera de Mesopotamia, Asiria, Fenicia, Egipto, que con su migraciones trasladaron su cultura al área mediterránea, surgiendo la preponderancia de Grecia y posteriormente de Roma, que se encargó de transmitirla al resto del mundo, y que al incorporar la cultura judeocristiana se fue forjando la europea y ha sido la referencia en los dos últimos milenios. Para entender lo que sucedió y sucede, recomiendo el libro escrito de Vijay Prashad "The Darker Nations: A People's History of the Third World". Tras la caída del "Telón de Acero" los han integrado en G20, donde "aparentemente tiene voz y voto. Otros como Egipto siguen sufriendo las consecuencias de la "primavera árabe". Los recientes acontecimientos siguen la línea del pasado siglo, y además ponen de manifiesto la decadencia política, económica y cultural de Europa; inmersa en una crisis de identidad e ideológica, ha dejado de ser referencia para otros
Con el triunfo de Syriza en Grecia, que formó gobierno con ANEL (derecha nacionalista), asistimos en la UE al mismo espectáculo de diferentes acciones a tomar dependiendo del país que las diga, con expresiones duras que recuerdan amenazas anteriores. Hechos, ninguno, y por lo que intuyo asistiendo a meses para tomar una decisión, hecho criticado por los presidentes de EEUU. Que seguirá igual nos lo indica la respuesta del ministro de Finanzas heleno al presidente del Eurogrupo que se desplazó a Grecia: "No tenemos intención de trabajar con una comisión que no tiene razón de existir", contestado por Merkel con que no reducirá la deuda, y se complica más por la toma de posición sobre Ucrania favorable a la de Rusia.
Tras las celebraciones de algunos partidos por el esperado triunfo de Syriza, para España quedan las declaraciones del ministro de Economía, Luis de Guindos, diciendo que no vamos a perder los 26.000 millones de euros que nos deben, equivalente a lo que el Estado gasta en prestaciones de desempleo en un año.
