Opinión

La “recortá” bien a punto…

ALBA FERNÁNDEZ
photo_camera ALBA FERNÁNDEZ

JUEVES, 4 DE ABRIL

Me he llevado una grata sorpresa. Te cuento, hermano lector. Una banda que pisa fuerte en el panorama de la música independiente con un nombre original, Cómo Vivir En El Campo, acaba de sacar un adelanto de su disco con un single en el que rescata “Coche rápido en la noche”, un tema que escribí allá en los salvajes ochenta.

Quizás merezca contar la historia de esta canción. Críticos como Leo Cebrián la consideran un himno del rock duro nacional. Sucedió a mediados de los ochenta. Salvador Domínguez, para mí el mejor guitarrista del rock español, por encargo de una discográfica creó la banda Banzai. Buscó los mejores músicos afines y tuve la suerte de que me llamase como letrista. Tiempos duros, ardía la “movida madrileña”. Nacían bandas por todas partes y el rock duro llenaba locales y estadios. “Perros callejeros” en los cines.

Pero rememoremos. Un año antes, con Salva, hicimos un tema para Miguel Ríos que se llamó “Banzai”, el grito de los kamikazes japoneses antes de estrellarse contra un barco americano. La verdad es que salió como un tiro. Y así fue, Salvador Domínguez decidió tomar el nombre de esa canción para la nueva banda.

Buenos tiempos. Allá nos fuimos un par de meses a una finca cerca de Madrid para componer y poner a punto los temas. Me tenías que ver allí, amigo lector, con mi vieja libreta entre vodka y vodka y pasos perdidos por la finca. Los músicos se esforzaban en un ejercicio de creatividad. Los ejecutivos querían letras cercanas a la calle. Pero había un tema con un ritmo brutal que no acertaba a encontrarle una letra poderosa. Llegó a obsesionarme. A veces la musa tarda en llegar. Tuve un flash. Siempre me interesó la sociología de los barrios marginales. Algunos días me acercaba al Carabanchel más puro de aquellos años. Allí un paisano de Verín tenía un bar donde abrevaban tipos malotes, camellos, abundaban los atracadores de gasolineras, tipos de vida clandestina. En esos años había mucha delincuencia, maldita sea, el caballo andaba suelto.

Como era amigo del verinense dueño del bar, algunas veces me aceptaban entre ellos. Una tarde “El Largo”, un kie del barrio, me dijo: “Vente con nosotros a quemar Madrid”. Recordé a García Márquez: si sientes peligro, vívelo y escribe. No me arredré, había que vivir la experiencia. Allá subí al coche. Me dije: “Joder, a ver si van a hacer algún atraco”. Pero por suerte, aquella noche no hubo movidas. El coche volaba por las calles de Madrid, en el casete sonaban sin interrupción Los Chichos: “En el barrio de La Bota,/ los chivatos mueren”. Entré con ellos en un bareto que tenía puertas de acero. Se fueron a un reservado. Yo, discreto, esperé en el salón. Después, en Pan Bendito entramos en un piso con rejas. Allí negociaron. Hablaban de armas: “La ‘recortá’ bien a punto para el viernes”.

Recordar aquella noche de Carabanchel me inspiró por fin para escribir la letra de “Coche rápido en la noche”. Dos adolescentes hacen el puente a un coche. La canción habla del diálogo límite entre ellos.

(Cómo es la vida. Una banda indie, Cómo Vivir En El Campo, ha rescatado el huracanado tema, le ha dado la vuelta y lo ha convertido en algo así como un poema).

VIERNES, 5 DE ABRIL

He estado en Vigo en la presentación del poemario “Compostela por detrás”, de Juan Luis Recio. Ya escribí sobre él. Fue el creador de aquella mágica editorial, La Banda de Moebius, allá en el Madrid de los ochenta.

Es un libro escrito a través de sus andanzas por tantos países; después, Compostela. “Los años de Compostela fueron para Juan Luis cuatro años de frenetismo y locura”. Sus poemas tienen un halo clásico, algo de outsider y un mucho de provocación. “… Trangresor vagabundo,/ como los indios micmac”. ¡Ay! Escribe: “Donde nunca se duerme,/ donde el sol es pecado./ Habitantes del lienzo que tú quieras”. Fue una presentación divertida, Manuel Janeiro descifró su alma grande e isleña.

Hay que joderse, Juan Luis Recio estuvo cuatro años de jefe de protocolo de Fraga Iribarne. Con él anduvo de aquí para allá. Inevitable, le espeté: “¿Cómo es Fraga? ¿Cómo es su alma?”. Piensa un momento y sintetiza: “En el fondo era un niño”.

Te puede interesar