Opinión

¿A quién buscamos?

Aparece en el Evangelio dos veces: “(Mt.16,15 y Jn.11, 25-28)”¿Quién decís que soy yo?” “Marta le dijo: Yo sé que (mi hermano) resucitará en la resurrección, en el día postrero. Le dijo Jesús a Marta (en casa de su hermano Lázaro ya muerto): “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto? Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo”. La respuesta de Marta es la misma que la de Pedro: “El Hijo de Dios vivo”.

Porque acontece que nos movemos cada día más guiados por mil y una maneras tras cosas que hoy son y mañana nadie se acuerda. El mundo de hoy, por mucho que nos cueste aceptarlo, está manipulado por el capitalismo, las nuevas tecnologías, la moda y los personajes de la música, el fútbol e infinidad de cosas más. Todas ellas efímeras. Baste hacer una encuesta entre la juventud de hoy (yo la he hecho) y preguntarles por alguno de los personajes que nos embelesaban en nuestra generación cuando éramos jóvenes. 

Por ejemplo citarle a algunos futbolistas de antaño como Kubala, Di Stefano o muchos otros de aquellos tiempos. A los jóvenes de hoy ni les suenan. Le preguntaba hace días a un grupo de jóvenes si sabían quien era Adolfo Suárez y ante mi asombro a algunos ni les sonaba. Y lo mismo recordar a Tierno o Fraga o Carrillo e incluso a Franco. Pocos recuerdos exactos tienen de ellos si es que alguno los tiene.

Esto nos lleva a volver, una vez más al gran San Agustín de Hipona (13.11.354- 28.8.430). Una de las grandes lumbreras del cristianismo que llegó a santo después de una vida disoluta en su juventud moviéndose entre ambientes muy lejanos a la fe que después defendió como pocos. Las lágrimas de su madre, Santa Mónica, que le siguió para conducirlo al camino recto, le llevaron a la conversión hasta su muerte por malaria un 28 de agosto.

La doctrina y los ejemplos de este doctor de la Iglesia, que expresó lúcidamente en sus innumerables escritos, sigue teniendo gran actualidad. Les digo en clase a los alumnos mayores que sean capaces de leer alguno de sus escritos.

En los exámenes finales les suelo poner una frase de este gran santo y que me la expliquen actualizando su contenido al mundo de hoy en el que vivimos. La he citado aquí mil veces desde que mi querido profesor de teología, Don José Gómez López, nos la explicó en clase. “Nos hiciste, Señor para Ti e inquieto está nuestro corazón hasta que descanse en Ti”. Nuestro corazón nunca conseguiremos llenarlo de cosas que por muchas que sean nunca nos sacian. Nosotros tenemos ansia de infinitud e infinito, por definición, solo es Dios. 

La consecuencia es lógica. Las cosas pasan, sólo Dios es infinito y puede saciarnos.

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