Opinión

Arnaldo Otegi

Lo que está pasando en la política española es sorprendente. Lo último, la salida a la calle de Arnaldo Otegi, que está causando asombro. Fue condenado por reconstruir el brazo político de ETA (con el que antaño se financiaba y justificaba asesinatos) y fue condenado por pertenencia a una banda armada. Ahora, ya en la calle, la Fiscalía ha pedido extremar la vigilancia en actos organizados en su homenaje atentos a la posible exaltación del terrorismo. El 1 de marzo, el líder de la antigua Batasuna ha dejado la prisión y también fue liberado Luis Abaitua, un directivo de Michelín que fue secuestrado por Otegi.

Incluso se le ha permitido hablar en el Parlamento Europeo tras el abucheo de un buen grupo de diputados. Arnaldo Otegi (Elgóibar, 6-7-1958), secretario general de Sortu, fue a Bruselas con la intención de anunciar “una nueva política” como un profeta contemporáneo. Y en, para mí, el colmo, se le recibe en Cataluña en una visita que llaman "institucional". Dándole cancha. ¡Increíble!

A raíz de su liberación carcelaria las redes sociales se han cargado con una agria campaña en la que resaltan las intervenciones de los partidos mayoritarios españoles. Y sorprende que sean formaciones denominadas demócratas las que profieran algunas afirmaciones de todo punto inaceptables. Del líder de Podemos y de su portavoz en el Congreso son las mejores "perlas" sobre el preso recientemente liberado. Afirmaciones como las de Pablo Iglesias cuando menos sorprenden: "Es un gran político"; "nadie debería ir a la cárcel por sus ideas"; "fue uno de los artífices de que hoy se pueda hablar de paz" (evitando exigir a Otegi una reparación a las víctimas de ETA); "ningún actor político debe ingresar en prisión por defender ideas políticas, las ideas políticas se sancionan y reciben apoyos o castigos en las urnas".

Está en las redes una amplia carta del director de un medio en la que le recuerda a este señor la lista interminable de crímenes de su formación abertzale con una crudeza y realidad impresionante. Pero quisiera simplemente dejar aquí las reacciones, que tal vez ya conozcan, ante esas declaraciones en las que llega a afirmarse que la democracia le debe mucho a este señor Otegi. Como es lógico y coherente PP, PSOE y Ciudadanos consideran, ante las declaraciones de Pablo Iglesias, que un dirigente político con estas ideas está inhabilitado para ser vicepresidente de España. Rafael Simancas le recuerda que han tenido que asistir "a muchos entierros de compañeros asesinados por aquellos a quienes éste sigue sin condenar". Y Albert Rivera es contundente en su respuesta a Podemos: "Me parece absolutamente lamentable que, después de 38 años de democracia, alguien pueda decir que en España hay o ha habido presos políticos son rotundos al pedir la excarcelación de Otegi, y en cambio dubitativos cuando se trata de los presos políticos venezolanos. Si hay alguien encarcelado por sus ideas no es el ex portavoz de Batasuna, sino los lideres venezolanos Leopoldo López o Antonio Ledezma".

"España es una democracia y aquí no hay presos políticos", ha señalado el socialista Antonio Hernando. Y Alfonso Alonso, ministro de Sanidad, dijo: "Otegi debe salir con vergüenza, sigue estando claramente inhabilitado para ser cualquier tipo de referencia política en la sociedad; él lo es del pasado de ETA". Mal que el individuo en cuestión, condenado por hechos ciertos, se autopromocione y alardee de sus ideas, pero increíble que parlamentarios y políticos, llamados demócratas, desoigan el clamor de las víctimas y le defiendan y aireen.

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