Paul Williams ha sido durante más de veinte años una autoridad mundial en el budismo Mahayana. En el sorprendente libro “Una conversión” narra cómo después de media vida dedicado a la práctica, estudio y enseñanza del budismo tibetano, descubre la fe católica, incluso a su pesar.
Se trata, pues, de una historia de una inesperada peregrinación desde el budismo hasta el catolicismo. Escrito con la claridad de un analítico y el peculiar sentido del humor británico, con rigor filosófico y la frescura de un relato en primera persona, reconstruye todo su discurso interno y explora las razones que le han llevado a la Iglesia Católica.
Estamos ante un texto que sorprende y atrae al mismo tiempo. Él mismo aclara su propósito ya al inicio, al afirmar que no pretende adoctrinar sino que ha escrito la crónica de su reflexión sobre la fe, de sus idas y venidas desde la seguridad de lo asentado al abismo de una nueva realidad. Con toda sinceridad reconoce cómo le atrajo el budismo conocido desde Occidente y como se fue haciendo a él, sin siquiera juzgarlo, sin razonar. Sin embargo, su retorno a Cristo ha sido un camino duro, tanto vital como filosóficamente. Un camino recorrido en el que fe y razón, una vez más, se han ayudado y complementado mutuamente en busca del sentido de la vida a pesar de ciertos desgarros sufridos en el camino.
No hace falta ser budista para beneficiarse de los argumentos bien razonados que expone Williams. Cualquier persona que busque la verdad, que se interese por cuestiones religiosas o disfrute de la teología o la filosofía, gozará con su lectura.
En un mundo global en el que convivimos personas de diferentes religiones, espiritualidades, filosofías de vida, es enriquecedor ver contrastados los argumentos a favor y en contra del budismo y del catolicismo por un gran conocedor de ambos.
La historia de esta conversión es un ejemplo y sin duda un desafío para los lectores, que pondrán a prueba la solidez de sus creencias. Se trata de una obra de apologética moderna muy gratificante, en la que la profundidad de los argumentos se dulcifica con el interés y la sorpresa ante la verdad encontrada.
