Opinión

Padres y profesores de Carballiño

He observado con perplejidad que durante la pasada semana casi todos los diarios han reflejado la propuesta de jornada única del CEIP Calvo Sotelo de O Carballiño, y no es habitual que se trate el asunto habiendo el consenso que hay entre padres y docentes. Por otra parte tampoco sería justo afirmar que la totalidad de los padres están de acuerdo con la jornada única, pero no es menos cierto que además de que la inmensa mayoría ha firmado por el cambio de horario, la desinformación de algunas familias presupone que con dicho cambio los niños y niñas no tendrán más remedio que volver a sus casas al terminar la mañana.


Siempre me han resultado odiosas las comparaciones, mas con el permiso de los amables lectores trataré de expresar con un ejemplo lo que supone vivir y convivir en un país democrático a la hora de tomar decisiones que afectan a un gran colectivo de personas. Entrando en materia no puedo dejar de recordar los profundos debates que surgen sobre el tema de la peatonalización de las ciudades, que después agradan a todo el mundo, o las posibilidades que descubren los padres y alumnos cuando el horario está racionalmente distribuido para que las asociaciones de madres y padres y los concellos organicen actividades enriquecedoras para el alumnado. No es mi propósito convencer a nadie de la necesidad de la jornada continuada, aunque supongo que la falacia de que el profesorado pasa de trabajar poco a no hacer nada de nada, ya debe estar superada, y sin embargo la aplastante cifra de 700 centros en toda la Comunidad Autónoma avalan el éxito de la medida implantada en su día.


Por otra parte, la Administración debe ser sensible al sentir de la comunidad educativa. Una consellería que prometió en su día gobernar para todos, con un conselleiro ourensano, sensible a los problemas de los gallegos, ni se le pasaría por la cabeza generar un problema donde no lo hay. Por eso, desde mi perspectiva como miembro del Consello Escolar de Galicia, donde próximamente aprobaremos el informe de actividades complementarias y extraescolares, en el que se afirma que la voluntad de la comunidad edu cativa no debe estar sujeta a elementos externos como el transporte escolar, sólo cabe esperar que llegue al centro educativo cuanto antes el informe sobre el transporte desde el gabinete correspondiente de la Secretaría Territorial de Ourense. Desde ese momento el proceso democrático se pondrá en marcha y posiblemente se solucionen los retrasos que se ocasionaron al comenzar el curso 2009/2010, que aunque ya no existen, estoy seguro, suponen un esfuerzo especial para los conductores y en definitiva para la empresa que tiene la concesión.


Ojalá todos los centros educativos numerosos, con más de 600 alumnos y con un claustro que supera los 50 profesores gozasen de tan buena salud como es el caso del CEIP Calvo Sotelo, donde los padres y madres son un ejemplo de convivencia, tolerancia y consenso. Por eso es mi deseo que logren sus objetivos legítimos desde la prudencia de confiar en la buena voluntad de una Administración educativa que todos los gallegos han elegido.


(*) Miembro del Consello Escolar de Galicia

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