Opinión

O las empresas ganan más o no hay salida

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que mantiene su propósito de ser candidato del PP en las próximas elecciones generales, ha decidido fiar su suerte a la economía. Para el secretario de Economía del PSOE, Manuel de la Rocha, Rajoy utiliza las previsiones económicas como “estrategia partidista y electoral”.

¿Tiene Rajoy fundamentos reales? La salida de la recesión y el crecimiento dan soporte a su mensaje político. Pero este no es el mismo en un mitin del PP que en los informes que envía el Gobierno a Bruselas, desde donde se le siguen pidiendo reformas. Rajoy da rienda suelta a su optimismo en los mítines de su partido, para dar pie a los cortes de vídeo que luego salen en el telediario, pero se vuelve prudente en sus informes técnicos. Es más, supedita su mensaje optimista a decisiones fuera de su alcance, como los tipos de interés, el precio del petróleo o la cotización del euro frente al dólar.

En juego está el cumplimiento del déficit público, que debería pasar del 5,8% del cierre del año pasado al 2,8% de finales del año que viene. Traducido a euros, más de 30.000 millones en apenas dos años. Mucho dinero.

El problema de la recaudación fiscal, es decir, de los ingresos que soportan el cumplimiento del déficit, una vez aplicados los gastos, sigue siendo el mismo desde el comienzo de la crisis. Poco o nada ha cambiado en ese sentido. La caída en picado del impuesto de Sociedades es lo que altera realmente la foto del presupuesto de ingresos del Estado entre 2007 y el presente. En juego hay una diferencia de más de 20.000 millones.

Desde el comienzo de la crisis, España hizo recortes pero también ingresa mucho menos, a pesar de los acusados aumentos por IRPF e IVA. Es decir, los españoles aportan al Estado más por IRPF que en 2007 y más o menos lo mismo por IVA. En el primer caso, el aumento de los tipos se saldó con una recaudación mayor, y en el segundo, por falta de actividad, el aumento del IVA solo sirvió para que no cayese la recaudación. Para situarnos en cifras absolutas, el IRPF viene aportando unos 73.000 millones y el IVA unos 55.000 millones, pero Sociedades apenas recauda la mitad que en 2007: 22.000 millones. La evolución de los otros impuestos –básicamente Especiales- tiene casi un efecto neutro.

Vemos, pues, que el crecimiento de la economía no solo será decisivo para el empleo, sino también para los ingresos fiscales y la recuperación de los servicios públicos, ya que si las empresas no vuelven a ganar dinero, mal podrá corregirse la línea del impuesto de Sociedades. Bastaría recuperar el nivel de 2007 para que la mayor parte de los problemas del Estado se arreglasen. Entonces, por Sociedades el Estado ingresaba casi 45.000 millones.

En la recuperación del crecimiento, que el Gobierno sitúa en la banda del 3%, será decisivo lo que pase con tres factores externos: los niveles de los tipos de interés, la bajada del precio del petróleo y la depreciación del euro. Si algo fuese mal en cualquiera de esos tres frentes, la alegría de Rajoy podría tornarse en llanto.

Desde el PP suele argumentarse en favor de sus tesis que la prueba de que no todo el crecimiento es gracias al exterior es que otros países, con el mismo escenario, crecen menos que España. Y es verdad, pero también lo es que ningún otro país de los grandes de la eurozona sufrió una recesión tan acusada ni un impacto tan fuerte en el empleo, de modo que los puntos de partida y de llegada poco o nada tienen que ver.

@J_L_Gomez

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