Opinión

El bipartito de los sibaritas

Cuando los perdedores de las elecciones autonómicas en Galicia en el año 2005 decidieron unir sus votos para impedir el gobierno del partido preferido por gallegas y gallegos acordaron, de espaldas a la ciudadanía, entre otras genialidades, ‘regenerar democráticamente’ este país. Su desfachatez ha sido de tal calibre, transcurridos casi cuatro años de su escandalosa gestión, que provoca que escriba hoy sobre un tema que siempre he considerado demagógico criticar pero sobre el que me veo obligado a reflexionar con ustedes ante la caradura de guinness de los socios de gobierno autonómico.


Estamos ante la traducción gallega del fenómeno conocido como ‘gauche caviar’ -la izquierda caviar- (posiblemente podríamos llamarla aquí la ‘izquierda percebe’). Ustedes conocen el concepto: predicar los valores, más o menos actualizados, de la Revolución del Mayo del 68 y llevar un tren de vida de lo más burgués y refinado. Un progresismo entendido como únicamente el propio personal y una gestión caracterizada por el gasto, el derroche y el despilfarro sin límite.


Una insultante forma de gobernar que se convierte en más lacerante para la sociedad cuando se ejerce en tiempos de crisis económica como la actual. ¿Necesita el presidente Touriño, contando ya con dos de idénticas características, gastarse medio millón de euros en un nuevo vehículo blindado? ¿Qué tipo de música, y con qué calidad, puede escucharse en un equipo de nueve mil euros? ¿Es ético para quien pregonó siempre lo de los ‘cien años de honradez’ -eso sí: y ni uno más-, gastarse dos millones y medio de euros en remodelar y amueblar su despacho -por cierto intocable durante los dieciséis años de gestión del presidente Fraga-? ¿Necesitan, entre Touriño y Quintana, casi cien asesores? Posiblemente sí teniendo en cuenta lo rematadamente mal que lo están haciendo... ¿pero pueden soportarlo las arcas gallegas? Cuenta con más asesores Touriño que los que conformaban el equipo de Fraga y sus catorce conselleiros juntos. Tiene más Emilio Pérez que los que asesoran al presidente de Brasil. ¿Para qué le ha servido a Galicia todo ese asesoramiento? Para nada. Rentabilidad cero.


Un bipartito con una tendencia al lujo obscena e impresentable... ¿Necesita el presidente de Sogama -también con gastos superiores a los ciento veinte mil euros en su vehículo- un sillón de tres mil euros? ¿Si vale eso el del presidente de Sogama cuánto valdrá el de su superior, el ‘socialista’ Vázquez? El sibaritismo del gobierno no se percibe únicamente en la banda socialista. Quedan por explicar, y justificar, los tres millones de euros gastados por la nacionalista Consellería de Cultura en una expedición a La Habana de más de doscientos amigos, un paseo por el Caribe donde una de las expresiones más repetidas era la de ‘business class’. Un bipartito con una enfermedad denominada ‘lujorexia’: una patología consistente en enfocar la vida de forma obsesiva hacia el lujo absoluto.


En este escenario de vergüenza que dibuja el bipartito del progreso propio, el presidente del PPdeG, Alberto Núñez, ha presentado un Plan de austeridad que mantiene el cien por cien del gasto social y distribuye ciento veinte millones de euros para las pequeñas y medianas empresas, para las familias y para los jóvenes. Porque el PP, ante la parálisis y la hipertrofia del bipartito, sigue planteando alternativas, proponiendo medidas sin descuidar su importante labor de control a este Gobierno tan descontrolado. Y decimos de dónde obtener ese dinero, euro a euro, recortando los gastos en personal de gabinete, en suntuarios alquileres, reduciendo el dinero que prevé destinar el bipartito para protocolo, publicidad y propaganda. Minorar drásticamente el gasto en telefonía móvil, en conferencias y reuniones, en energía eléctrica, en publicaciones... Parar esta vorágine bipartita del gasto ilimitado cuanto antes. Un PSOE donde la S de Socialista es un pésimo chiste y un BNG donde deberían cambiar la G por la J de Jauja.


(*) Diputado autonómico del Partido Popular

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