Opinión

Touriño acepta un debatiño

Quien da da primero da dos veces. Una vez más Alberto Núñez se anticipó a sus ‘rivales’ de marzo y propuso abiertamente la necesidad de debatir políticamente, en cualquier medio, con el otro candidato a presidir la Xunta de Galicia, el socialista Emilio Pérez. Porque ninguno de ustedes podrá decirme que el candidato nacionalista tiene opciones de presidir el Gobierno autonómico. Sólo dos personas pueden dirigir el Ejecutivo gallego: o Alberto Núñez Feijóo, apoyado por la mayoría absoluta de las gallegas y gallegos, o Emilio Pérez, apoyado por el BNG. Así es la vida. Quien vote nacionalista en marzo estará votando a Emilio Pérez como presidente de la Xunta. Por eso Alberto Núñez pide debatir con Emilio Pérez. Para contrastar proyectos, para hablar de esta legislatura que presidió un perdedor, para hacer ver dos modelos de gestión política: el avalado por el voto directo del pueblo o el trato sin luz ni taquígrafos de espaldas a Galicia. Parece simple pero es tan directo que asusta a Emilio Pérez. Porque Touriño nunca ejerció de presidente, no le dejaron. Presidió a los suyos pero nada objetó a los desaguisados de la banda nacionalista. Incluso en la agonía del bipartito observamos cómo nada manda Touriño mientras Galicia asiste incrédula a una operación económica de envergadura que no es más que un reparto de botín, en este caso eólico, con claros intereses partidistas en juego. Como dijo Mariano Rajoy, parafraseando al Hamlet de Shakespeare (‘something is rotten in the state of Denmark’), ‘algo huele a podrido en la Xunta’.


Touriño acepta un debate. Pero un debate de los tres candidatos. Un sucedáneo de debate.


Un debate a lo Touriño: un debatiño. ¿Para qué quiere Touriño la ayuda de Quintana? ¿También lo necesita para intentar ganar a Núñez Feijóo -hablarían el doble de tiempo y harían un frente común contra el candidato popular-? Puestos a debatir sería interesante también un debate Touriño-Quintana... ¿Acaso no son proyectos políticos diferentes? No estaría mal ver cómo se echaban los trastos a la cabeza por el espectáculo de estos cuatro años lamentables. Porque si tanto pastelean y tanto se estiman procederían mejor presentándose coaligados a estas elecciones. No estaría mal que hicieran un programa electoral conjunto para que la ciudadanía supiera lo que se iba a encontrar... Más chiringuitos, más derroche, más contrataciones irregulares, más partidas propagandísticas y publicitarias... y nada de hechos.


Quizás a Touriño -lo haría cualquiera sin ser uno de sus setenta y cuatro asesores que pagamos también usted y yo- le han dicho que en un ‘tête á tête’ con Alberto Núñez sus posibilidades de empatar son mínimas. Sabe Emilio Pérez que siempre que debatió con Núñez Feijóo en el Parlamento, siempre, salió trasquilado, a pesar de contar con mucho más tiempo y más turnos de intervención. Liquidado. Un efecto similar al producido por ‘el debate de los debates’ políticos de la historia: el Nixon-Kennedy del 26 de septiembre de 1960. El ‘caso gallego’ sería todavía más hiriente para Touriño pues, no cabe duda, también Feijóo se impondría con claridad para los oyentes radiofónicos. Es la diferencia entre un líder y un ‘lideriño’.


(*) Deputado do PP no Parlamento de Galicia

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