Opinión

Los antisistema

Se ha puesto de moda entre los nuevos dirigentes de las organizaciones antisistema adoptar medidas que atentan contra el sistema, pero parece que se olvidan que si están ejerciendo cargos dentro del organigrama del poder, es que ellos también forman parte del sistema. El poder es el sistema. Pertenecer al sistema implica acatar sus directrices, materializadas en normas legislativas. Por ejemplo, la Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno, que obliga a observar “lo dispuesto en la Constitución Española y en el resto del ordenamiento jurídico”.

Por eso, si se toman decisiones, estas deben estar dentro de la legalidad, como por ejemplo la retirada de símbolos como banderas -siguiendo la línea de los separatistas o independentistas- o el cuadro de SM el Rey que suele colgarse en el salón de plenos.

En concreto, en lo que concierne a la imagen del soberano, el real decreto 2568/1986 de 28 de noviembre, que aprueba el Reglamento de Organización, Funcionamiento y Régimen Jurídico de las Entidades Locales, en su artículo 85.2, establece que “en lugar preferente del salón de sesiones estará colocada la efigie de SM el Rey”. O sea, que es un mandato “imperativo legal”, por lo que no se puede retirar esa representación plástica del monarca al libre albedrío de quien rige los destinos de la casa… consistorial.

Y lo mismo sucede con la enseña nacional. Su uso está obligado por la ley 39/81 de 28 de octubre que en su artículo tercera especifica claramente que deberá ondear en el exterior y ocupar el lugar preferente en el interior de todos los edificios y establecimientos de la Administración Central, Institucional, Autónoma, Provincial o Insular y Municipal del Estado. Y en su artículo quinto se hace referencia a la obligatoriedad de que junto a dicho bandera, también se exhiba la de los ayuntamientos.

Dicho esto, no se puede actuar libremente cuando se desempeña una función pública, pues todas las decisiones que se tomen están sometidas a normas, reglamentos y disposiciones legislativas. Y como más arriba apuntamos, no se puede ser antisistema una vez que están dentro del sistema.

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