Opinión

La educación, la clave del éxito

Con mucho trabajo duro y una buena educación todo es posible”. Esta aseveración corresponde a la ex primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, y que pronunció en su discurso de despedida y como último acto público en la Casablanca ante un grupo de jóvenes. La educación ha sido una de sus prioridades en los ocho años de la legislatura. En este tiempo, ha reiterado que “la educación es la clave del éxito”. En esta intervención defendió los valores de la diversidad: “Ese es el mensaje de esperanza que deberían compartir los políticos”, dijo.

Precisamente el presidente electo, Donald Trump, en su discurso de investidura hizo también referencia a la educación, pero para censurar la gestión de su antecesor: “Los americanos quieren buenas escuelas para sus hijos. Un sistema educativo lleno de dinero pero que deja a nuestros jóvenes y hermosos alumnos sin conocimientos; y la criminalidad, las bandas y las drogas que tantas vidas han robado y tanto potencial han impedido hacer realidad”.

Con el tema de la educación de nuestros jóvenes hay que evitar hacer demagogia, cosa que lamentablemente se suele producir. El sistema no es sólo dotarle de un presupuesto e implantar un programa educativo y que por lo general es afín a la ideología del gobernante de turno. Se tiene que fundamentar en valores que están por encima de tales pensamientos o culturas políticas. Debe basarse en la formación humanística sustentada en unos principios exentos de cualquier manipulación contaminante.

Escribía Ortega y Gasset: “Si educación es transformación de una realidad en el sentido de cierta idea mejor que poseemos y la educación no ha de ser sino social, tendremos que la pedagogía es la ciencia de transformar las sociedades”. Y recientemente Javier Urra, psicólogo forense de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia, actualmente en excedencia, afirmaba en Ourense donde estuvo dando una conferencia: “Educar es enseñar qué es el deber, Pero eso no se consigue solo con decir palabras. Educar no es hablar, es generar hábitos”.
Y ya lo sentenció Platón: “Una buena educación forma un buen carácter”.

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