Opinión

Baloncesto

Evidente, rápido y esperanzador, aunque, de momento, aún no lo suficientemente tranquilizador. Las gradas del Pazo lucen fiestas otoñales reivindicando el papel del baloncesto en un deporte, el ourensano, indolente y falto de vida. Evidente, por cuanto hasta los más fieles en el recinto deportivo se frotan los ojos acompañados por la suma de 4.000 ourensanos en una misma actividad; rápido, pues apenas han transcurrido cinco jornadas en el pabellón y sólo los más ciegos, los de siempre, niegan el cambio parapetados tras su propia incompetencia; esperanzador, pues el regreso de los aficionados a su equipo debe -de no haberlo hecho ya- marcar camino en el ‘volver a empezar’ gestor liderado por Jorge Bermello. Abierto a la esperanza, sí, aunque pronto y extremadamente precipitado concluir que el ambiente bajo el que el COB vencía el domingo al Girona garantiza continuidad y futuro. Mucho todavía por andar, demasiado aún por demostrar, todo un mundo por hacer.

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