Educación acaba de resolver que el colegio público de Allariz adelantará su horario de entrada para el próximo curso, al tiempo que se atrasará en los de Xunqueira de Ambía y Molgas. La decisión pone fin, al menos de momento, a una vieja cuestión que se ha ido traspasando curso tras curso hasta ahora.
Padres de estos los dos últimos centros se oponen rotundamente a la medida, como ya han hecho saber a la opinión pública en la calle, al tiempo que anuncian más movilizaciones, como el bloqueo de la carretera que da servicio a las obras del AVE.
El fondo del asunto nace en el transporte escolar compartido por los tres colegios, que en caso de Allariz -con cuatrocientas matrículas- provoca que casi un centenar de niños llegue con mucha antelación al centro -en algunos casos más de dos horas- en el que cursan sus estudios alrededor de cuatrocientos alumnos. El número de los que usan la denominada aula de espera, puede superar la matrícula conjunta de Molgas y Xunqueira.
Todos los alumnos tienen el mismo derecho y es legítimo que los padres lo defiendan, pero es evidente que si se trata de minimizar el impacto de la situación descrita sin gastar más dinero, o se busca una solución de consenso o se aplica la medida anunciada por Educación.
Entre los argumentos argüidos para oponerse al cambio, está el derecho de conciliación que viene a ser la posibilidad de atender directamente a los hijos, así como a que si el problema lo tienen otros, que Educación se lo arregle directamente, sin endosárselo a ellos. Es comprensible, aunque pueda discutirse.
Otra cosa es que para alinearse con sus vecinos, un alcalde califique la medida de salvaxada, cuando haría mejor en dedicar todos los esfuerzos en generar una economía sostenible que evite la despoblación del municipio. En caso contrario, debería asumir, él y sus vecinos, que en pocos años, la falta de matrícula provocará que el centro escolar de referencia de los niños estará fuera y obligará a un desplazamiento mayor. Y entonces habrá más molestias.
