Opinión

La muerte y el absurdo

La ciudadanía gallega asiste a estas horas atónita por la noticia de la muerte -todo apunta a que fue asesinada- de una niña de doce años en Santiago o en las proximidades, pues este extremo todavía está por confirmar por parte de los investigadores. Es de ese tipo de sucesos que revuelven las entrañas a base de una mezcla de sentimientos que van de la ira, la rabia, la impotencia o la desolación, o incluso todos juntos, según cada quien y el momento.

Ante un hecho de esta naturaleza surge de inmediato la pregunta retórica sobre qué razones pueden inducir a alguien a dar muerte a un semejante. No hay respuesta, porque tampoco existen argumentos para llegar a tales extremos. La vida es sagrada y nadie tiene derecho a interrumpir la de sus semejantes por decisión propia, por más que la historia esté llena de asesinos. La cuestión es qué hace a alguien sentirse capaz de decidir destinos ajenos. Intrincado pormenor, pues ya gente tan preclara como Sartre, Beauvoir o Camus apelaron al absurdo y al pensamiento irracional para tratar de entender y explicar fenómenos tan contrarios a la condición humana. De eso hace más de setenta años y ni ellos ni la legión que antes y después profundizó en el comportamiento de las personas, han servido para acabar con esa subespecie constituida por asesinos y violentos.

Volviendo a Santiago, cuando todavía está fresca la tragedia de Angrois y los desmanes informativos que algunos cometieron a su amparo, produce náusea la sucesión de informaciones, como entonces, que se refocilan en drama y el dolor de las víctimas -las familias también lo son-, elevando a categoría de noticia aspectos irrelevantes, con el único objetivo de ser más papistas que el papa o diferenciarse del de al lado, aunque sea con una palabra.

Si en vez de niña de rasgos asiáticos o niña china adoptada, como se repite profusamente, hubiese nacido en Móstoles o Calatayud, ¿se haría mención de tal circunstancia cada dos párrafos? ¿Y si perteneciese a un colectivo de los tenidos socialmente por marginales, también se resaltaría tal aspecto de forma asaz?

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