Opinión

A caballo regalado

La continua sucesión de atentados criminales que el islamismo radical está llevando a cabo en diferentes localizaciones continentales propone sin embargo un cierto punto de duda. ¿Cabría la posibilidad de que la cúpula del Estado Islámico esté asumiendo la paternidad de acciones asesinas de las que no es en realidad responsable? La duda persiste no solo en aquellos que nos enteramos de estos terribles sucesos leyendo los periódicos sino en los cuerpos policiales encargados de investigar su procedencia. Los franceses dudan a estas horas de que el conductor asesino del camión que sembró la muerte en el Paseo de los Ingleses de Niza fuera en realidad un agente al servicio del IS, y sospechan que en realidad llevó a cabo su espeluznante recorrido amparado por un grupo de afines sin vinculación explícita con la organización. Hace apenas veinticuatro horas, un joven refugiado afgano la emprendía a hachazos con los pasajeros de un tren en Alemania hiriendo de consideración a muchos de ellos. Estaba solo y sin vínculos con nadie. En Brasil, un grupúsculo de iluminados a cuya cabeza hay un sujeto que se hace llamar Califa, ha jurado fidelidad a la yihad… En Francia se multiplican los signos y las presencias indeseables de potenciales terroristas. Da la impresión, sin embargo, de que se hacen cada vez más frecuentes los fieles al movimiento islámico que actúan por libre. El IS se encuentra por tanto el trabajo hecho y no tiene el más mínimo inconveniente en atribuirse todos y cada uno de los ataques. A caballo regalado no le mires el bocado si es que existe en el amplio refranero oriental alguna máxima que se exprese en este sentido. Es muy probable que exista.

De ser así, la situación es todavía más caótica porque los autores de estas atrocidades no necesitan recibir órdenes ni ser movilizados para atentar. Ya están instalados en el territorio que toan como blanco e incluso son nacionales de ese mismo país, así que no hace falta estrategia. Hace falta, eso sí, mucha doctrina y mucha comedura de seso para llevarles a eso…

Por ello sigo pensando que mientras las grandes organizaciones islámicas con presencia en Europa no impongan un mensaje de paz y sentido común y mientras no se involucren en cambiar la tendencia, no habrá paz. En ellos, en los líderes religiosos del islamismo europeo, en sus decisiones y en sus comportamientos, está la clave del conflicto. De ellos depende.
 

Te puede interesar