Opinión

De ceses y cansancio

Los periodistas somos en general seres muy desafortunados a los que no es frecuente que se nos tenga en cuenta nuestros aciertos y sin embargo se magnifican nuestros fallos. No suelen airearse aquellas situaciones que afectan a la vida o al trabajo de cualquier otro profesional ni siquiera cuando meten la pata y se sientan delante de los tribunales como de vez en cuando se produce entre los médicos o los arquitectos, pero nosotros somos parte de nuestra propia medicina y hacemos bueno el refrán ese que dice en casa del herrero cuchillo de palo.

El cese de Ana Blanco como locutora presentadora de alguna de las ediciones de los informativos de RTVE -tarea que ha llevado a cabo durante los últimos treinta años- se ha convertido en la noticia bomba de este periodo de verano ya bien corrido y a punto de echar el cierre de temporada. Ana Blanco ha incendiado literalmente las redes sociales con su marcha, y todos los medios informativos que paradójicamente no son el suyo –escueta nota sobre cansancio sin más- se han lanzado en plancha por la noticia de su cese, su abandono voluntario o lo que buenamente sea. Los que hemos permanecido mucho tiempo en este oficio y hemos pasado por uno de estos trances, conocemos de primera mano cómo se manejan tales situaciones y las estrategias que se utilizan cada vez que se producen decisiones semejantes, aunque en este debate planteado entre los opinantes mediáticos y sus posiciones sociopolíticas, mucho tiene que ver el matiz ideológico del medio en el que se vierten esas disquisiciones. A mí personalmente el cese, la sustitución o la renuncia de Ana Blanco es algo que en verdad no me importa demasiado y hora es ya de que los propios periodistas y su entorno deje de afilase los dientes y sacar pico y pala cada vez que a uno de nosotros lo ponen en la calle. No parece que la sempiterna presentadora de los Telediarios se quede colgada de la brocha pues su competencia profesional le otorgará facilidades sin duda para obtener empleo y de calidad en caso de que el ente no le ofrezca nuevas funciones en el organigrama de la casa. Es cierto sin embargo que el argumento del cansancio está un poco visto y el mal uso otorgado por los políticos a la RTVE ha condenado sus informativos al último puesto en las preferencias de los televidentes españoles que ya no se creen una palabra de lo que en ellos se cuenta.

Por cierto, Rosa María Mateo era como Ana Blanco. Un rostro agradable para recitar noticias. Acabó siendo directora general y presidenta del ente durante casi cuatro años. Así le ha ido al ente.

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