Opinión

Debate veraniego

La necesidad imperiosa de ahorrar energía que predica la Unión Europea nos ha pillado en este país con el paso cambiado y nos hemos puesto a ello tarde como acostumbramos a hacer casi siempre. Este es un país de individualidades que se adelantan a su tiempo pero cuando es necesario afrontar situaciones en común casi siempre llegamos a las tantas. La prueba más evidente es la de nuestros deportistas históricos, que sobresalieron en sus disciplinas cuando ni siquiera se conocían, y así dimos al mundo talentos como Manolo Santana, Fede Bahamontes, Paquito Fernández Ochoa, Manel Estiarte, Seve Ballesteros, Gemma Mengual, Sagrario Aguado,  Javi Fernández, Fernando Alonso, Fermín Cacho o Carolina Marín talentos inconmensurables en su especialidad que hubieron de ponerse el mundo por montera para convertirse en los mejores del mundo partiendo de una infraestructura deportiva en ocasiones ínfima. 

En el otro platillo de la balanza están los movimientos colectivos a los que llegamos cuando en el resto del continente ya han sido sustituidos por otros nuevos especialmente en el panorama cultural  y artístico. No es el único pero sirve de ejemplo: España abrazó con entusiasmo el movimiento romántico cuando Europa andaba ya algún tiempo trazando la ruta del naturalismo.

Esto del ahorro energético también nos ha pillado con los rulos puestos y por eso el Gobierno ha soltado la majadería de la corbata que es lo que suele hacer el presidente cuando no tiene gran cosa que decir y soluciona  el traspié apelando a una humorada como en las películas aunque a lo de las películas se le llama gag. Hace una semana ningún ministerio se había planteado con rigor, serenidad y consenso el problema del necesario ahorro energético, y cuando llegó la instrucción comunitaria y todo el mundo estaba con estos pelos, el presidente se presentó sin corbata en una rueda de prensa y solicitó que todos le imitaran y se la quitaran porque sin corbata se contribuía tan divinamente a reducir la factura. Semejante majadería sospecho corresponde a una  nueva ocurrencia del sanedrín ideológico de Moncloa, el gabinete fantasma que se pasa el día imaginando términos, directrices y argumentos para conducir el país por el camino del bien y la corrección política. Como el verano estaba ayuno de polémicas, otra nueva nunca está de más. Esta es fantástica para debatir a la orilla del mar con el bikini puesto.

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