Opinión

En defensa de la corbata

La corbata tiene la misma raíz que Luca Modric lo que son las cosas, pero mientras al futbolista se le tributa un homenaje de respeto y merecido cariño en todos los campos de fútbol que visita como ocurrió hace día en Balaídos y más recientemente en Glasgow, a la corbata se le ha puesto la cruz y se ha instruido una campaña para borrarla del mapa. Lo más sorprendente es que esa campaña se le ha ocurrido al poder y se ha maquinado y propagado desde la Moncloa. El presidente del Gobierno apareció un día en rueda de prensa para respaldar públicamente y ante los micrófonos, que el Gobierno declaraba la guerra a la corbata, que había ordenado a todos sus ministros y ministras (eso dijo) subsecretarios, directores generales, congresistas, alcaldes y otros cargos públicos de su partido para que no la llevaran. El motivo era y es tan ridículo que no cabe en cabeza humana. Al parecer, la corbata da calor y por tanto contribuye a mantener más tiempo y con más potencia el aire acondicionado, así que suprimiéndola se ahorra energía. He llevado corbata toda mi vida y aún la uso en ocasiones, y jamás me ha dado calor. También es cierto que me la he quitado cuando he querido pero no cuando me lo sugieren y por razones incomprensibles desde las altas esferas. Y como soy periodista y viejo, no quiero que me impongan y me manipulen. A mí estos ministros y alcaldes con traje y despechugados me dan un pelín de grima. Es como si no casaran.

La corbata se llama así por poseer estirpe croata. Se conoció a finales del XVIII cuando regimientos de aquella nación entraron en Francia llevando un pedazo de tela anudada bajo el cuello, y se impuso a principios del XIX. En diferentes formas y modalidades y con varios tipos de nudos ha llegado a nuestros días y siempre me ha parecido un complemento excelente. No solo a mí sino a muchos más. De hecho, lleva dos siglos y medio entre nosotros aportando un toque multiuosos a la vestimenta especialmente masculina aunque no siempre. Unas veces elegante, otras informal, otras distinguida, tal vez picantona, sexy, multicolor, agresiva, alegre, diplomática, de lana, de seda, de punto, de cuero, de pana… La corbata ha abanderado movimientos, ha expresado estados de ánimo, ha servido para el arte, la música, la expresión ideológica, la pasión, el amor, la nostalgia, el luto. Moncloa ha decidido cargársela y sigo sin saber por qué. Me voy a poner corbata.

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