Opinión

La espalda fiscal

Lejos de suponer la apertura de una ventana de aire fresco para restaurar la fama y el prestigio de la institución, la renuncia voluntaria de Dolores Delgado a su cargo de Fiscal General del Estado no ha hecho más que añadir oscuridad y sospecha a un ámbito que ha sufrido el más ominoso de los tratamientos en los dos años y medio que Delgado ha ejercido esta alta responsabilidad. Delgado se va supuestamente por motivos de salud, pero deja en la garita a su segundo de a bordo y el personaje que se ha significado por la obediente ejecución de todas y cada una de las encomiendas que le ha encargado su patrona. Álvaro García Ortiz no es más que un pobre propio nombrado y encargado de continuar fielmente la labor emprendida por su antecesora, una persistente tarea  que ha sepultado la Fiscalía en un saco de contradicciones y un verdadero marasmo.

Ayer por la mañana, escuchaba en la radio las declaraciones de la presidenta de la asociación de Fiscales y comprendía, gracias a las demoledoras puntualizaciones de su titular Cristina Dexeus, el daño que Delgado ha causado a la institución en particular y al ámbito judicial en general, desde el mismo momento en que dejó su cartera de ministra de Justicia para ocupar la Fiscalía en contra no solo de cualquier principio democrático que negaría este cambio como medida incontrovertible para preservar la independencia judicial, sino en contra de las propias ordenanzas que regulan la función del Ministerio Público que prohíbe expresamente a sus miembros la militancia en cualquier partido político o sindicato.

El final de esta catarata de desafueros que ha escandalizado a la fiscalía, al poder judicial e incluso a muchos múltiples sensatos y respetuosos afines al partido socialista, ha escenificado una representación tan descarada que presagia peores tiempos todavía. Si Dolores Delgado abandona su cargo para cuidar su maltrecha espalda, no resulta comprensible que su próximo destino sea el desempeño de la Fiscalía para la Memoria Histórica. Si uno tiene problemas de salud los tiene para trabajar en ambas funciones. El problema seguramente es que la ya ex Fiscal General deberá incorporarse, una vez agotada su baja, a su anterior destino en la Audiencia Nacional. Y Álvaro García Ortiz será su jefe.

“Los años de Dolores Delgado han sido los de mayor crisis reputacional de la institución. Va a costar recuperar la imagen seria de la Fiscalía” Palabras de Cristina Dexeus. Más no se puede decir.

Te puede interesar