Opinión

Dos por el precio de uno

Mientras la escala de precios  trepa por las curvas gráficas sobre todo en Toledo que es el lugar de  España donde más ha subido todo, -dicen que el Caballero de la mano en el pecho la ha quitado de donde llevaba siglos depositada para echarse mano a la cartera- el equipo de Gobierno no acaba de acertar con una medida efectiva que contribuya a atemperar esta situación de emergencia. Isabel Rodríguez, ministra portavoz y titular de Política Territorial, comparece casi todos los días  vistiendo con suma distinción y reconocida elegancia en la sala de prensa de Moncloa, pero sin decir absolutamente nada, mientras sus socios en el Gobierno están  tirando bombardas a lo que sale en un pintoresco intento de torpedear al propio gabinete al que pertenecen y al que han resuelto tratar de sacar los colores. Son propuestas en su mayor parte sin sentido, a lo que salga y disparatadas pero a la postre se trata de ideas que se enlazan con el viento pero que no dejan de intentar alguna salida a esta situación de inopia paralizante. La ministra Montero ya ni sale y el presidente del Gobierno reclama a los suyos que salgan al ágora a evangelizar pero los sufridos portavoces se preguntan qué demonios van a explicar.

La vicepresidenta  se ha encastillado en su intento de poner topes a la subida de la cesta de la compra  mientras a Echenique se le ha ocurrido poner tope a las hipotecas. Todo eso sin consultar a la segunda parte de la parte contratante o sea, al PSOE con el que gobierna en sociedad, que se entera de estas cosas por los periódicos como le ha pasado al ministro de Agricultura  esta misma mañana. El panorama no solo se enrarece por la crisis por sí misma sino ante la percepción de que aquí ya no coordina nadie, cada uno tira por donde le peta y se ha perdido por completo la homogeneidad en la toma de decisiones. Un equipo ministerial quebrado en dos es considerablemente más inútil y también más peligroso. Ya no hay filtros, no hay consenso, se genera tensión  en el seno del gabinete, descontrol, bicefalia, envidias e inoperancia. Sospecho que los consejos de Ministros en un ambiente como el que se ha impuesto será lo más parecido posible a un entremés de Cervantes.

Honestamente creo que así no se puede seguir, y contemplando los tartamudeos de la portavoz  Rodríguez tras el micrófono, sospecho que esto va a terminar muy mal y que ya no hay ni fuerzas ni talento para remediarlo.

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