Opinión

Rosario de contrasentidos

Una vez sabido y ratificado por el propio protagonista que el referente universal del cine para adultos Nacho Vidal padece desde su juventud disfunción eréctil lo que le impide obtener con facilidad erecciones placenteras, cualquier cosa es posible. Vidal, según los expertos, en un sujeto cuyo miembro apenas le cabe flácido en un vaso alto de los de güisqui, y sin embargo tiene dificultades para presentar armas lo que parece sugerir un poderoso contrasentido. La historia de la Humanidad está sembrada de situaciones paradójicas como la que atormenta a este referente de la cinematografía porno que, según propia confesión, ha de afrontar no pocos problemas para mantener relaciones sexuales como es debido en su vida privada. Es decir, cuando no tiene que ir a la oficina.

La loca aventura de la vida está llena de episodios tan contradictorios que cuesta creérselos, y marcan la existencia de seres extraordinarios que a juzgar por semejantes situaciones no deberían estar destinados a serlo. No creo que exista una contradicción más evidente que la que atormentó durante gran parte de su vida a Ludwig Van Beethoven, el más grande músico de todos los que han sido con el permiso de Mozart y sus admiradores, y sordo como una tapia sin embargo desde su primera madurez lo que le obligó a echar mano de todos los subterfugios posibles para tratar de percatarse sin éxito del sonido que él mismo componía.  El expediente escolar de Einstein fue al parecer catastrófico, y el auténtico pionero de la investigación policial moderna, Eugéne François Vidocq, antes de convertirse en el policía más famoso del mundo y director general de Seguridad de Francia, fue ladrón, pirata, sicario, jugador de ventaja, proxeneta y  chantajista entre otras muchas actividades delictivas que salpicaron los primeros años de su inexplicable vida. Sus ejemplos encierran continuas sorpresas pero al tiempo tienen la virtud de animarnos a quienes somos ciudadanos del montón sin nada sobresaliente de bueno ni de malo. Si su tía Mimi  advirtió a John Lennon  que nunca se ganaría la vida tocando la guitarra, los que no tenemos ningún talento visible podemos aspirar a crear algo significado partiendo de nuestra propia modestia. La gente del montón  no logrará soluciones extraordinarias pero al menos no tiene que meterla en un enchufe para ejercer su oficio.

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