Opinión

Candidatos de tronío

Se comprende, querido lector, el que se eche usted las manos a la cabeza, ante la cultura de la que hacen gala los responsables, o aspirantes a serlo, que hoy componen el panorama político mundial. Y se comprende que usted se pregunte de dónde salen y a dónde van, o lo que es peor, a dónde llevan a los pueblos que dirigen. Esto último, es un decir, por no estar callados. Para muestra tengamos aquí a Rubén Gillón, diputado chaqueño, Chacó, Argentina, quién al ser preguntado por un periodista sobre los nombres nominados para el cargo de defensor del pueblo en su provincia, no dudó un instante en admitir que entre ellos se encontraban el Zorro, Supermán y Batman. Y esto no sería nada, si el entrevistador de Radio Libertad, José Viñuela, no hubiese insistido en los candidatos, y el diputado contestase de nuevo positivamente ante los nombres de Diego de la Vega, Clark Kent y Bruno Díaz. Señores, esto es lo que hay. No busquen más porque no lo van a encontrar ni debajo de las piedras. Todo entra en el saco de la alfalfa, se mete el hocico en él y se saca lo primero que sobresale.

Claro que hay que reconocer que cualquiera de los superhombres que aparecen en el mundo del cómic sería el mejor candidato a cualquier menester que llevase a las sociedades a mejor puerto, aunque sólo fuera para escapar en barco. El caso de este diputado iba en serio, pero recuerdo la hartura también de un país hispano, de esto hace tiempo, cuyos ciudadanos irónicamente, propusieron como candidato a la presidencia a un gato. Desgraciadamente el deseo no se hizo realidad. Porque realmente, cualquier ser, en este caso un gato mismo, hubiese cumplido satisfactoriamente. Los gatos han aprendido mucho de los grandes hombres y estadistas a cuyo lado vivieron. Los gatos nunca pasaron desapercibidos: odiados como en la Edad Media, o adorados como en el antiguo Egipto.

Grandes nombres del pasado y el presente los mimaban como Richelieu, Churchill, Warhol, Hemingway, Dalí, Mercury, Lennon, Bowie… Y es que, el gato es un animal fundamentalmente político. Piénsenselo bien, queridos lectores. Si tienen gato, habrán comprobado que siempre buscará el mejor sitio para estar, caliente en invierno y fresco en verano, demandará atención, un buen menú, y además, exigirá mimos. Conseguido todo ello, se echará a dormir. Lo dicho: es un animal político.

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