Opinión

Carismas

Seguramente, ustedes queridos lectores, si han pasado ya el ecuador de los años cumplidos las recordarán, y si son jóvenes e interesados por el séptimo arte, sabrán de ellas. Me refiero a aquellas estrellas y actrices, cosas a distinguir, que marcaron épocas. Su belleza, maquillajes, estilos, absolutamente diferentes, pero brillantes e irrepetibles, hoy se exhiben en fotografías que admira el mundo que no las conoció en vida. El cine evolucionó de manera rápida y contundente. Las películas dejaron de contar episodios humanos, para convertirse única y exclusivamente en espectáculos digitales con personajes de cómics. Y al margen de los sistemas, tejemanejes y complejidades de todo orden de los estudios cinematográficos de antaño, que ellos sabrían, ya no existen ni estrellas, ni divas, aunque sí actrices. Pero salvo excepciones, hay que decir que las actuales poco se distinguen unas de otras, porque en la vida real han pasado a ser personas comunes, ya que desaparecido el star system, se perciben como cualquier otro ciudadano trabajador. 

Pero esto no es bueno, ni malo, ni siquiera regular para la actuación, dicho en términos generales. Simplemente es diferente y la opinión sobre el cambio se la dejo a ustedes. Lo cierto es que no quedan tan lejanas las generaciones que se vestían, peinaban, maquillaban, y calzaban, mimetizando al máximo el estilo singular de su estrella favorita. Y hay que decir, que algunas de ellas, por su acentuado carisma, trascendieron hasta la actualidad como fuente de admiración y de dinero. 

Dinero, porque la imagen de aquellas actrices persisten ya sea en las creaciones de Andy Warhol, en la captación de una escena de rodaje, o pose de estudio. Convertidas en mitos las vemos en la calle, en cualquier escaparate, revividas por la publicidad. En cuanto a los astros y actores, seguimos distinguiendo, pasa lo mismo. ¿Qué tenían aquellas mujeres, aquellos hombres, que aún después de cruzar la barrera de la vida y desde el otro lado ignoto, todavía son en el presente ídolos deslumbrantes? Fueron importantes en tiempos no lejanos, en los que el cine era el gran estuche mágico en el que el espectador vivía con ellos hondas experiencias, mundos desconocidos, sentimientos y emociones. Y así, entraron en los anales de la belleza, de la fama, del arte y el recuerdo, por derecho propio.

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