Opinión

El tiempo

Vivimos en el tiempo. Pero ¿qué es el tiempo? Sobre él hay cientos de teorías en las que no entraremos, porque es materia que corresponde a los físicos, doctos y demás expertos. Pero sí podemos hablar del tiempo. De hecho hablamos siempre de él, porque nosotros mismos somos tiempo. También podemos con ayuda de los citados, adentrarnos en el arte de Dalí, que pintó, entre otros, “La persistencia de la memoria” o “Los relojes blandos”, o sea, el tiempo. Dalí, no el estrambótico, sino el Dalí más genial, casi desconocido, que disfrutaba de la amistad y compañía de los más grandes físicos e intelectuales de su época. Ese Dalí que llevaba al surrealismo simbólico la traducción de las doctrinas debatidas en las reuniones que celebraba con ellos.

Todo es relativo y el tiempo entra en el concepto a través de la percepción. Así se sabe que las personas que viven constantes experiencias nuevas, cuando miran hacia atrás, perciben su propia vida como muy prolongada. Y así como el dolor alarga los minutos, quien pasa por la felicidad siente que las horas vuelan. El cerebro lo manipula a su antojo en la formación del recuerdo, y ensaya con él según los sentimientos, incluso las edades, ingresos económicos y culturas. Científicos del mundo estudian los códigos del tiempo mental, para desentrañar los misterios de la memoria y su subjetividad en la que influyen las miles de facetas que rigen la sociedad.

Según Jørgen Sugar, de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, “el cerebro humano es el sistema biológico más complejo que conocemos”. Pero el tiempo ha sido filosofía profunda en el saber popular que desde el principio lo ha medido, pesado, y numerado en frases cortas que lo crean y destruyen: “hacer tiempo”, “matar el tiempo”, “el tiempo se acaba”, “queda tiempo”, “el tiempo es oro”, “el tiempo es la mejor medicina”, “tiempo malgastado”, “demasiado tiempo”, “el tiempo no espera”, “la mitad del tiempo”, “el tiempo no se recupera”, “el tiempo lo cura todo”, “todo tiene su tiempo” , “el paso del tiempo”, “tiempo perdido”, “encontrar tiempo”. He ahí el secreto, la búsqueda incansable del tiempo perdido que al parecer todo el mundo añora porque piensa “que todo tiempo pasado fue mejor”. ¿O es otro engaño del recuerdo? Porque “ayer ya pasó, mañana, no existe, ¿y hoy? Hoy es un regalo, por eso lo llamamos presente”.

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