Opinión

Memoria selectiva

Se descubre mucho, pero queda infinidad por descubrir. Y posiblemente habrá cosas tan ocultas que jamás será posible desvelar, aunque se sepa que están ahí. Se teoriza mucho sobre los sueños y se intuye, se sabe, o se ubica cada vez más el lugar del cerebro en el que al parecer se originan. Y como todo en este mundo, se conoce el cómo pero no el por qué. He ahí el quid de la cuestión. Se sabe cómo sucede esto, lo otro, lo de más allá, pero la pregunta queda en el aire. ¿Quién puede afirmar la respuesta correcta? ¿Quién puede manifestar que esto es así, o no lo es, con razones y pruebas suficientes para convencer? Pues lo mismo se puede decir de los recuerdos. Están en el cerebro, sí, claro, ¿quién lo duda? En él se almacena lo vivido y aprendido, las experiencias varias sin clasificar, los proyectos realizados o fallidos, todo apilado, o bien en sus departamentos concretos rotulados, o en desorden como si el cerebro fuese un trastero elástico. ¿Quién sabe? 

Pero sea como sea, los recuerdos salen de él rápidos ante una música, una palabra, un acontecimiento. Se dice “esto me recuerda a, o aquel…”. ¿Qué es lo que sucede en ese ático para que se desempolven en un momento concreto? ¿Qué poder tienen aquellos que están fijos, permanentes a través de los años, y que causan el mismo dolor que produjeron en su principio? Es una referencia al dolor porque generalmente nunca se van los tristes, mientras los alegres llegan siempre cargados con una pátina de melancolía, como sueños que flotan sin poder atraparlos. Dicen los expertos que ningún recuerdo se pierde nunca, pero que la memoria es selectiva y actúa en cuanto a la necesidad del momento. 

Pero si es así, ¿por qué se recuerdan más las sensaciones lejanas y se olvidan las inmediatas? Para paliar el hecho más que evidente del olvido que afecta al mundo, primero se utilizó la tradición oral, luego se cambió al sistema de las crónicas escritas con sus lógicos vacíos, sus fallos y aciertos intencionados o no, hasta llegar a los tratados de historia, indispensables para saber quién es quién y cómo sucedió. La memoria, aún con sus faltas, sin saber qué es lo que la mueve en su origen, y por tanto sin respuesta a las preguntas, es fundamental. De no ser así, todo se hubiera perdido en la nada, dada la limitación que preside lo humano y su irremediable finitud.

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