Opinión

Ni se toca ni se mira

Ustedes saben de los experimentos que se están llevando a cabo en las grandes universidades del mundo. Entre otros muchos, figuran estudios tales como la traslación en el tiempo y la invisibilidad. En Duke University parece ser que son capaces de hacer desaparecer objetos con un manto de invisibilidad. Creo que aún queda mucho por ver aunque la esperanza no se pierde y el tesón de los investigadores no tiene límite. Además, dicen que donde llega la imaginación puede llegar la realidad. No hay nada que el ser humano piense que no exista, por lo tanto, cabe esperar. No es la primera vez que me refiero a lo que creo que todos los pequeños en sus juegos infantiles se han preguntado: “si fueras invisible ¿qué te gustaría hacer?” Las respuestas son variadas, pero hay una constante:”yo querría poder entrar por cualquier resquicio y poder curiosear a gusto”.

Ya el cine ha explorado esa posibilidad en películas como “El hombre Invisible” y “La mujer invisible”, además de muchas otras en las que la invisibilidad adorna la trama. No es nueva la idea y el deseo. Otra cosa es el dinero, el camelo, y la excentricidad, tres cosas que abundan en todos los campos pero especialmente en el mundo del arte. ¿Arte? Bueno, dejémoslo así. Recordemos la anécdota de un gran pintor al que le advierten de que tiene cuadros en una sala, sin seguro, y él contesta: “No valen nada, no los tengo firmados”. ¿Se compra el arte o la firma? ¿Gusta lo que se compra? ¿Simplemente negocio y especulación del nombre? Un negocio como otro cualquiera, y está bien, si así parece. Claro que hay veces que unos y otros se pasan y si no, juzguen ustedes queridos lectores.

El artista italiano Salvatore Garau ha creado una escultura invisible, o sea, ni se toca, ni se huele, ni se oye, ni adivina, ni se ve, y un coleccionista la ha comprado por nada menos que 15.000 euros. Lo leo y no lo creo, pero es verdad. Eso me llena de confusión y no soy capaz de salir de ella. Trato de reflexionar, pero la reflexión se diluye en un mar de preguntas sin respuesta. La lógica se va de vacaciones y no vuelve. No se encuentra a gusto en el mundo que vivimos. Nos deja huérfanos. El artista cobró su dinero y el comprador tiene tema para, ante la nada, imaginar lo que sin haber pagado podía soñar. ¿Afán de protagonismo, salir en la prensa, ser centro de gran escándalo?

Te puede interesar