Opinión

Camino al andar

Para Óscar Wilde, la imitación es la forma más sincera de admiración. De ahí que, por ejemplo, al visitar el Museo Vaticano no sea difícil intuir la que sentían los romanos por la cultura griega, dada la gran cantidad de esculturas helénicas de bronce que reprodujeron en mármol. Pero este tipo de fascinación por una civilización ajena no era exclusivo de la antigua Roma, pues es sabido también que los griegos tenían a su vez a la cultura egipcia por superior a la suya propia.

Una muestra de ello fue la fundación por Ptolomeo I de la célebre Biblioteca de Alejandría, como forma de oposición, desde su mismo territorio, a la potencia del milenario legado existente en la región del Nilo. En realidad, el legendario edificio era una de las dependencias del “Museion”, recinto donde se pretendió atraer a los más sabios de entre los sabios, para que ejercieran como asesores del reino heleno y contribuyeran a atraer allí más numerosa población griega. 

Dado que, en la mitología clásica, las musas, hijas de Zeus, inspiraban a filósofos y artistas, el recinto tomó ese nombre para identificarse como “casa de las musas”, siendo éste el significado primitivo de la palabra “museo”. Prácticamente con el mismo significante y, en todo caso, comprendiendo contenido semejante, el término se ha mantenido invariable desde el original griego, pasando por el latín (“museum”) hasta desembocar en el castellano o el gallego.

Existen numerosos ejemplos de cómo, fruto de ese gusto por lo griego, el latín se fue enriqueciendo con vocablos cultos tomados de dicha lengua, y que hoy continuamos también manejando. Uno de ellos es la palabra “sistema” que, según el diccionario de la RAE, junto con otros diversos significados, incluye el de “conjunto de cosas que, relacionadas entre sí ordenadamente, contribuyen a determinado objeto”. Se ve que ya los griegos sabían de sistema.

Tras dos entregas de “Mejorando lo presente” -nombre de esta columna, según aparece en la edición impresa- llega el momento de un breve apunte sobre el sistema que se pretende seguir para alcanzar el objetivo inicialmente propuesto, a saber: reflejar “las exigencias del cambiante entorno local, que precisa planificación constante y propuestas tan meditadas como realistas, para conseguir una prosperidad continua” (primera entrega, “Mejor, imposible”, de 30 de junio).

A tal fin, se desarrollará un plan estructurado en torno a cinco grandes ejes: recursos, servicios, actividades, entorno y sociedad. Sobre cada uno de ellos, irán versando las distintas entradas semanales, procurando cubrir de este modo los variados ámbitos que integran nuestra vida cotidiana en la ciudad, enfocados -como ya se indicó también en esa misma entrega- desde una perspectiva “glocal”; esto es, pensando globalmente, pero actuando localmente.

Si el movimiento se demuestra andando -y la admiración, imitando- cabe recordar que incluso la caminata más larga del mundo comienza igual que la más corta: dando el primer paso. Así que, paso a paso, semana tras semana, confiando en la inspiración de las Musas, se intentará abordar desde aquí un sistema, en forma de ejemplos, que nos permita imitar admirables propuestas cívicas presentes en otras latitudes. Como decía Machado, se hace camino al andar.

Te puede interesar