Opinión

REDES

Ojo con las redes cuando no son las científicas de Punset y son de arrastre o de deriva, porque pueden destruir ecosistemas y aún encima meter gran pesca al bolsillo desconsiderado. Pues igual pasa con las redes cibernéticas, cuando pasan de ser selectivas entre amigos o familiares, compañeros de profesión o coincidentes de afición, cuyo fin sea el bien comunicarse, y se pasan de la raya extendiéndose como petróleo 'deprestigioso' a lo largo y ancho de lo que más podemos querer, sean costas, sean afectos. Como algo de esto que pasó con la invitación a un cumpleaños de una niña que estrenó su mayoría de edad con escándalo nacional. Fue en Tambre, en una casa rural que la mamá alquiló para que la pequeña tuviera su puesta de largo moderna. Lo que no contaban, ¿o sí?, era que twunti y facebook (incontenibles redes de arrastre comunicador), extendieran cantinela de mensaje 'vamos a una fiesta' cual si fuera canción de los Valdemosa y se presentarán cincuenta casi púberes mozos y mozas para hacer gran desfeita. Venga destrozo de muebles y enseres propios de la casa alquilada. Dicen que se les fue de las manos, o las manos se fueron de faena que está de moda al parecer, ¡viva Atila!


Hace días vi un capítulo de la serie Castle, que me encanta -algo tendrá que ver Kate-, donde la hija del protagonista organizaba una fiesta de cumpleaños en casa de su padre; fiesta que se desmadró también por las redes y que hicieron timbrar en su puerta a grupos de jóvenes que ni ella misma conocía; la falta de respeto para con las cosas en casa del prójimo comenzó a poner nerviosa a la chiquilla hasta el punto de un preciado jarrón que fue tirado por la pierna acostada de un atontado sobre el piano de cola, que puso el stop y punto final a la fiesta, con palabras educadas pero que sonaban a las más firmes 'iros a la mierda'. Pues bien, estas y otras escenas de películas americanas con universitarios campando a sus anchas, aunque entre estrechos espacios hechos para convivencia pacífica y no campamentos, han influido de alguna manera en nuestros modernos jóvenes imbéciles que no importa en qué colegio reciban su educación porque no la tienen; algo curioso resulta advertir también que a veces los más inconscientes de lo que vale un peine, de lo que vale lo que se llevan por delante su instinto destructor son hijos de padres que saben demasiado lo que valen las cosas porque las acumulan a manos llenas. Pijos tontos, niñas bobas, que juegan a rebeldes entre sábanas de lino y mantras 'papá-mama, dame-dame'.


Pero lo anterior, siendo grave, no es lo peor que puede pasar con estas modernas redes y jóvenes insensatos que las utilizan insanamente. Ayer mismo ha trascendido el caso de otra chica que en Canadá optó por quitarse la vida para que no se la fueran robando poco a poco, como lo hicieron, otros menores ?no llegaban a los dieciocho años- que además de haberla violado la acosaban con imágenes de la violación allá donde escapara o fuera. Ni un cambio de colegio al que se asió la salvó, pues las manos manejadas por tales mentes perversas siguieron tecleando el mal en toda la extensión de la red, cual si fuera instrumento del mismo diablo. Pese a la denuncia, la policía dijo no tener pruebas suficientes para atar corto a los cabrones, y la sociedad entera, con su hipocresía del azote es malo para el nene, es cómplice de que pasen estas desgracias que rompen el alma a cualquiera que no sea como estos cabrones. Ahora sí se investigará la violación y el mortífero 'ciberacoso', entre otras cosas porque Anonymus ya amenazó, en caso contrario, con publicar la identidad de estos mocosos que han hecho la vida imposible a la chiquilla, y en las mismas redes que ahora los atraparán a ellos. Investigarán, sí, pero tarde, porque a la pobre chica además de haberle jodido la vida mientras la tenía, también se la quitaron. Que D.E.P., al menos.

Te puede interesar